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¿Cómo vemos el cambio climático y la inversión inmobiliaria?

El cambio climático se ha convertido en un factor determinante para la inversión inmobiliaria, transformando la forma en que se analizan los riesgos y las oportunidades en este sector.

Durante las últimas décadas, el aumento de fenómenos meteorológicos extremos, la subida del nivel del mar y las políticas cada vez más estrictas de sostenibilidad han obligado a los inversionistas y desarrolladores a replantearse cómo y dónde invertir en bienes raíces.

En un mundo que enfrenta desafíos ambientales sin precedentes, el sector inmobiliario debe adaptarse, innovar y asumir una postura proactiva ante los riesgos climáticos, al tiempo que identifica nuevas oportunidades en mercados emergentes más resilientes.

El impacto del cambio climático en los activos inmobiliarios es palpable. En muchas zonas costeras, por ejemplo, el aumento del nivel del mar y las tormentas más frecuentes han elevado significativamente el riesgo de inundaciones. Ciudades como Miami, Nueva York o incluso la región costera de Chile han visto cómo el valor de las propiedades se ve afectado por la exposición a estos peligros.

En este contexto, los inversores están comenzando a exigir análisis detallados de los riesgos climáticos antes de comprometer capital en proyectos inmobiliarios. Este enfoque preventivo no solo incluye el análisis de la exposición a eventos climáticos, sino también la capacidad de las infraestructuras locales para resistir tales desafíos.

A nivel global, cada vez más gobiernos y organismos reguladores están implementando políticas que exigen a las empresas del sector inmobiliario adoptar estándares de construcción más sostenibles y resistentes al clima. En Chile, por ejemplo, se ha promovido la construcción de viviendas que utilicen tecnologías de eficiencia energética y materiales de bajo impacto ambiental.

Estas regulaciones no solo buscan reducir las emisiones de carbono, sino también fomentar desarrollos que sean capaces de soportar los efectos adversos del clima. Esta tendencia hacia una construcción más ecológica representa una oportunidad para los desarrolladores que logran adaptarse a los nuevos estándares, ofreciendo productos que alinean las exigencias normativas con las expectativas de un público más consciente del medioambiente.

Por otro lado, el cambio climático está redefiniendo el concepto de localización en el sector inmobiliario. Zonas que antes se consideraban de alto valor podrían perder atractivo debido a su vulnerabilidad climática, mientras que otras regiones más resilientes emergen como nuevos focos de inversión.

En este sentido, áreas rurales o suburbanas menos expuestas a desastres naturales se están volviendo atractivas tanto para compradores como para inversores. El caso de ciudades en el sur de Chile, menos afectadas por la sequía y los incendios, se ha presentado como una nueva oportunidad de desarrollo inmobiliario sostenible.

El uso de herramientas tecnológicas, como la inteligencia artificial y el análisis de big data, también juega un papel crucial en la evaluación de riesgos climáticos para el sector. Estas tecnologías permiten a los inversores identificar patrones y prever cómo las condiciones climáticas podrían afectar a las propiedades a largo plazo.

De esta manera, se facilita la toma de decisiones más informadas, lo que reduce la exposición a activos vulnerables y fomenta inversiones en desarrollos más sostenibles y adaptados al cambio climático.

No obstante, el reto más grande al que se enfrenta el sector inmobiliario en esta nueva realidad climática es lograr un equilibrio entre la rentabilidad y la sostenibilidad. Aunque las construcciones ecológicas suelen requerir una mayor inversión inicial, los beneficios a largo plazo, tanto en términos de eficiencia energética como de resiliencia climática, pueden superar con creces los costos.

Además, la demanda de consumidores por viviendas sostenibles sigue en aumento, y las propiedades que cumplen con criterios ambientales estrictos están comenzando a obtener primas en el mercado.

En resumen, el cambio climático está reformulando el paisaje de la inversión inmobiliaria. Los riesgos son evidentes y tangibles, pero al mismo tiempo, las oportunidades para innovar, adaptarse y liderar el cambio hacia un desarrollo más sostenible nunca han sido más grandes.

Las empresas que adopten un enfoque proactivo frente a la crisis climática no solo garantizarán la viabilidad de sus inversiones, sino que también estarán contribuyendo a un futuro más resiliente y sostenible para el sector y para el planeta.

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