Ese territorio aún se está trazando. Pero en Dubái, como tantas veces en el pasado, ya están construyendo sobre él.
Por: Equipo Mercados Inmobiliarios
En una ciudad que se ha construido a sí misma sobre la promesa del futuro, el mercado inmobiliario no solo sigue creciendo, sino que comienza a transformarse desde sus cimientos. Mayo fue un mes de cifras récord para el sector en Dubái, pero el verdadero cambio puede estar ocurriendo en un lugar menos visible: la blockchain.
Según datos de Property Finder, el mercado inmobiliario local alcanzó en mayo ventas por 66.800 millones de dirhams (unos 18.200 millones de dólares), un incremento del 44 por ciento en valor respecto al mismo mes del año anterior. Se registraron más de 18.700 transacciones, lo que marca uno de los desempeños mensuales más altos de su historia reciente.
El auge no distingue entre lo nuevo y lo viejo. Las ventas primarias, correspondientes a proyectos en etapa inicial o de reciente construcción, crecieron un 314 por ciento en valor. Las ventas secundarias, por su parte, aumentaron un 21 por ciento. Pero el crecimiento del mercado, aunque impresionante, no es lo único que está captando la atención de los analistas e inversores.
Propiedad fraccionada, propiedad descentralizada
En paralelo al crecimiento de las cifras tradicionales, Dubái ha comenzado a abrir la puerta a una revolución más silenciosa: la tokenización de bienes raíces, es decir, la conversión de propiedades físicas en activos digitales negociables a través de tecnología blockchain.
Scott Thiel, cofundador y director ejecutivo de Tokinvest, ha estado siguiendo de cerca esta evolución. “Lo que vemos hoy es la madurez de un mercado que no solo está dispuesto a innovar, sino que tiene la liquidez para hacerlo”, dijo en una entrevista reciente. “La tokenización no es un experimento; es la próxima fase del mercado”.
En esencia, el proceso permite dividir una propiedad en partes digitales —“tokens”— que pueden comprarse y venderse como si fueran acciones. Esto democratiza el acceso a la inversión inmobiliaria, permitiendo que más personas, desde distintos países y con distintos capitales, participen de un mercado históricamente reservado para unos pocos.
Un marco legal en tiempo real
Los pasos de Dubái no han sido meramente tecnológicos. También ha habido avances significativos en el plano normativo. El pasado 1 de mayo, el Grupo MultiBank, el desarrollador inmobiliario MAG y la plataforma blockchain Mavryk firmaron un acuerdo por 3.000 millones de dólares para incorporar proyectos de lujo a un entorno regulado de blockchain.
Poco después, la Autoridad Reguladora de Activos Virtuales (VARA) actualizó su marco legal para incluir directrices sobre tokenización de activos del mundo real. Estas reglas abren oficialmente la puerta a que emisores y plataformas intercambien propiedades tokenizadas bajo supervisión estatal.
El 25 de mayo, el avance adquirió un nuevo impulso institucional. El Departamento de Tierras de Dubái, junto al Banco Central de los Emiratos Árabes Unidos y la Fundación del Futuro, lanzó un programa que permitirá adquirir participaciones tokenizadas en propiedades habitacionales listas para su ocupación. Una iniciativa que, en otros contextos, parecería utópica. En Dubái, ya es ley.
¿Un modelo replicable?
El entusiasmo en torno a esta nueva forma de propiedad no está exento de preguntas. ¿Cómo se garantiza la seguridad del inversor en un entorno digital aún en evolución? ¿Cómo se fiscaliza el cumplimiento de los contratos cuando el activo ya no es un bien indivisible sino una cadena de datos encriptados? ¿Podrán otros países, con marcos legales más rígidos o sistemas financieros menos ágiles, seguir el ejemplo?
Lo cierto es que mientras estas preguntas se formulan, Dubái ya avanza. En una región marcada por los desafíos geopolíticos y la volatilidad económica, la ciudad ha encontrado en el cruce entre la tecnología y el ladrillo una fórmula para consolidarse como un polo de inversión global.
“La tokenización no solo acompaña el crecimiento del mercado”, dijo Thiel. “Lo está impulsando hacia un territorio completamente nuevo”.
Ese territorio aún se está trazando. Pero en Dubái, como tantas veces en el pasado, ya están construyendo sobre él.