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abril 18, 2025 2:31 am

Jóvenes inversores menores de 35 años caen drásticamente en los últimos 15 años, con una baja del 53%

La fuerte caída se debe a factores como el aumento desproporcionado de los precios de las propiedades frente a los salarios, mayores tasas hipotecarias y cambios culturales en la población joven, que prioriza experiencias personales sobre la adquisición de vivienda.

Por: Equipo Mercados Inmobiliarios

La proporción de propietarios de vivienda menores de 35 años ha sufrido un declive alarmante en los últimos 15 años, según un análisis reciente de la consultora Colliers. El estudio reveló que solo el 25% de los jóvenes bajo esa edad en 2024 ha logrado acceder a una vivienda propia, cifra que contrasta fuertemente con el 53% registrado en 2009.

Esta disminución del 53% en el acceso a la vivienda es atribuida a una serie de factores, entre ellos el aumento desmesurado de los precios de los inmuebles, el endurecimiento de las condiciones para los créditos hipotecarios y el crecimiento de las tasas de interés.

Jaime Ugarte, Director Ejecutivo de Colliers, explicó que el precio de las viviendas ha crecido en términos reales cuatro veces más rápido que los ingresos, lo que ha creado una barrera significativa para los más jóvenes que buscan ser propietarios.

«A esto se le suman el aumento de las tasas hipotecarias, mayores restricciones para acceder a un crédito hipotecario y una economía débil, donde la percepción es de una disminución de los empleos y clara inestabilidad», señaló.

Además de estos factores económicos, Ugarte destacó un cambio cultural en la población más joven, que ha postergado importantes hitos como el matrimonio y la formación de una familia. «Las personas han retrasado en casi tres años la edad para casarse, priorizando el desarrollo laboral, viajar y vivir nuevas experiencias por sobre dar el paso a endeudarse a largo plazo para comprar una vivienda», afirmó.

Esta tendencia también ha influido en la disminución del deseo de tener hijos, lo que ha derivado en familias más pequeñas.

Otro aspecto que afecta el acceso a la vivienda es el aumento de la inmigración. En los últimos 15 años, Chile ha experimentado un incremento de más de un millón de inmigrantes, un grupo que tiene una baja proporción de propietarios de vivienda.

El estudio de Colliers también revela que el fenómeno no solo afecta a los jóvenes. Entre la población de 35 a 55 años, la tasa de propietarios cayó de un 70% en 2009 a un 62% en 2024, mientras que entre los mayores de 55 años la disminución fue del 8%, pasando del 80% al 74%.

La diferencia en los porcentajes entre grupos etarios se explica en parte por las bajas tasas de interés y la mayor estabilidad económica que predominó en Chile durante años anteriores, lo que benefició a los compradores más maduros.

Mirando hacia el futuro, Ugarte anticipa que la situación podría empeorar. «Además de las restricciones para poder acceder a un crédito hipotecario, existe una escasez importante de terrenos aptos para desarrollos inmobiliarios, lo que encarecerá en más de 20% el valor de las viviendas en comparación a los precios de 2020», advirtió.

A esto se suma el aumento de los costos de los materiales de construcción y la demora en la obtención de permisos de edificación, factores que continúan encareciendo el acceso a la vivienda para los compradores.

Este panorama apunta a que los jóvenes no solo enfrentan dificultades crecientes para comprar una vivienda, sino que la tendencia también podría repercutir en la creación de una clase arrendataria más consolidada en los próximos años.

El estilo setentero vuelve a marcar tendencia en la decoración de interiores para 2025

Esta tendencia, impulsada por el deseo de sostenibilidad y personalización, transforma los espacios actuales con un aire vintage lleno de carácter y originalidad.

Por: Equipo Mercados Inmobiliarios

El final de 2024 y el inicio de 2025 marcan el regreso de una tendencia que siempre parece encontrar su camino de vuelta: el estilo de los años 70. Esta corriente de nostalgia revive con fuerza, trayendo elementos retro o vintage que llenan los hogares con una estética marcada por el uso de colores vibrantes, muebles de época, y la inconfundible mezcla de materiales y texturas que caracterizaron esa década. Aunque las modas suelen ser cíclicas, en esta ocasión, la década de los setenta parece tener un renovado protagonismo en el diseño de interiores.

Uno de los pilares de esta tendencia es la paleta de colores, donde predominan tonos llamativos como el naranja, amarillo mostaza, verde oliva y azul intenso, complementados con colores más neutros como el marrón tierra.

Estos colores, que remiten directamente a esa época, llenan los espacios de energía y dinamismo. Junto a ellos, materiales como la madera oscura, combinada con cristal coloreado y detalles metalizados, ayudan a construir un ambiente auténtico que mezcla lo retro con toques modernos.

El mobiliario es otro de los protagonistas clave de este renacimiento. Piezas de líneas curvas y patas altas, típicas de los años 70, reaparecen en los hogares, muchas veces combinadas con muebles más modernos, generando un equilibrio visual atractivo.

Dichos muebles no solo son evocadores de esa década, sino que también aportan carácter y una sensación de historia, especialmente cuando se trata de piezas originales o reproducciones fieles de esa época.

Además de los muebles, el plástico ha logrado ganarse un lugar destacado en esta tendencia. Aunque a menudo menospreciado, el plástico en colores brillantes o su versión en metacrilato encaja perfectamente en este estilo, recordándonos su protagonismo en los hogares de los años 70. Complementando este uso del plástico, otros materiales sintéticos como la formica, el vinilo y el acrílico también regresan para aportar un toque retro a las estancias.

Los estampados, por su parte, se atreven con geometrías y patrones psicodélicos, combinándose con rayas y flores, en un juego visual que potencia la originalidad de la decoración. Los estampados, aplicados en cojines, cortinas o alfombras, reviven la esencia de una época que apostaba por lo atrevido y lo creativo.

El retorno del estilo setentero no solo se refleja en los colores y materiales, sino también en la tecnología. Hoy en día, marcas de electrodomésticos han adoptado líneas de diseño retro con las últimas tecnologías, permitiendo que aparatos como tocadiscos, radios o electrodomésticos conserven un aire vintage mientras integran lo más avanzado. Este detalle añade autenticidad a la decoración, permitiendo que los elementos tecnológicos se conviertan en parte del diseño interior.

Por último, la iluminación juega un papel crucial en el regreso de este estilo, con lámparas que buscan crear escenas dramáticas. Ya sean lámparas de pie, colgantes o apliques, lo importante es generar focos de luz que destaquen ciertos rincones o elementos del hogar, respetando la atmósfera íntima y misteriosa que caracterizó la iluminación de los años 70.

El regreso de esta estética no es casual. En un momento donde la sostenibilidad y la economía circular son temas prioritarios, el estilo retro ofrece una forma de conectar con lo antiguo y reutilizar objetos o muebles, dándoles una segunda vida. Este deseo de personalización y autenticidad, sumado a la nostalgia que evoca esta década, han hecho que la tendencia setentera vuelva con fuerza para darle a los hogares un carácter único y atemporal.

Si bien puede parecer complejo adaptar todas estas ideas al hogar actual, la clave está en no tener miedo a mezclar elementos modernos con detalles retro, creando un espacio equilibrado y lleno de personalidad. Con el uso adecuado de la paleta de colores, materiales y formas, es posible revivir esta tendencia de una manera fresca y contemporánea, sin perder el espíritu original de los años 70.

Prórroga de los permisos de construcción ¿Solución o parche transitorio para el negocio inmobiliario?

Por: Eduardo Ricci Burgos, abogado de Negocios COHLERS+PARTNERS

Finalmente, el mismo día 30 de septiembre, en su segunda edición, aparece publicado en el Diario Oficial el Decreto N° 33, que modifica el Decreto Supremo N° 47 de 1992 del Minvu, que fija el texto definitivo de la Ley General de Urbanismo y Construcciones en materia de caducidad de permisos de construcción.

Así, con la agonía y expectativa propia de una película de suspenso, se logró publicar en último momento y como buen chileno, el decreto correspondiente que permite extender en 18 meses la vigencia de casi 320 permisos de edificación (221 edificios y 98 casas), lo que, según el Diario Financiero, representa el 41% del total de las obras de la Región Metropolitana, la cifra más alta de la historia de la industria. Sin esta norma, miles de nuevas viviendas hubiesen perdido su autorización para ser desarrolladas y hubiesen tenido que comenzar todo el via crucis de nuevo.

De esta forma, el decreto, incorpora a la Ordenanza General de Urnanismo y Construcciones un artículo transitorio nuevo que señala que se entenderán prorrogados por 18 meses adicionales, aquellos permisos de construcción que, encontrándose vigentes a la fecha de entrada en vigencia de esta norma, no han iniciado las obras correspondientes.

Conforme a la regla general existente, los permisos de edificación tienen una caducidad automática de 3 años al no haber comenzado las obras, o si es que la construcción se ha mantenido paralizada por la misma cantidad de años, siendo el caso de más de 50 mil viviendas, según la estimación del Ministerio de Vivienda.

Asi, de acuerdo a estimaciones de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), el impacto inmediato de esta nueva norma es que beneficiará a 57 mil viviendas cuyos permisos vencían este 30 de septiembre, además de 81 proyectos adiciones que equivalen a 11.000 viviendas cuyos permisos vencen durante el último trimestre de este año.

Sin duda, que es una excelente noticia para el sector por varias razones. Entre ellas, porque existe una importante inversión al pedir un permiso de edificación que incluye distintos honorarios de especialistas y técnicos, por lo que este costo inicial no tendría que volver a realizarse. Adicionalmente y si se da también la circunstancia de que en la comuna donde se encuentra el terreno del proyecto hubo un cambio de normativa del plan regulador, al mantener el permiso vigente, conserva la normativa por la cual fue aprobado, por lo que no habría que corregir o adaptar nuevamente el proyecto, afectando el valor del mismo al entrar nuevamente en la vorágine de la tramitación administrativa con sus plazos, pérdidas de tiempo y aumentos de costos en ello.

Sin embargo, creo que es necesario no encandilarnos con estos beneficios, ya que en verdad, el problema de fondo subsiste a pesar de este importante respiro legal (aunque transitorio). La pregunta que no nos hacemos es ¿por qué tantos permisos de edificación no iniciaron sus obras en más de 3 años?

La respuesta es simple. Lamentablemente, muchos de estos proyectos no partieron y no partirán en el corto plazo ya que las condiciones económicas y de mercado actuales para construir o reiniciar el proyecto inmobiliario no ha mejorado. En varias oportunidades he y otros también han señalado que la velocidad de venta, el sobrestock existente, el precio de venta, el costo y el acceso al crédito siguen aletargando y paralizando el impulso y la necesidad de desarrollar y adquirir viviendas, inviabilizando y haciendo más compleja cualquier inversión en la materia.

Esta prórroga es una ayuda, si, pero insuficiente mientras no se resuelva el real problema de fondo que afecta al negocio inmobiliario y de la construcción en el país. La reciente extensión de la vigencia de los permisos de edificación es un paso positivo, no cabe duda, pero no podemos parar allí.

Para reactivar el sector inmobiliario y generar un impacto real en la economía, se necesitan medidas concretas que estimulen tanto la inversión como el acceso general a la vivienda sin distinción de rango etareo o socioeconómico, tales como mejorar el acceso al financiamiento hipotecario mediante políticas de reducción de las tasas de interés, facilitando la adquisición de viviendas y fomentando la demanda.

Otra vía pasa por restablecer y fortalecer el crédito especial para empresas constructoras, así como la eliminación de IVA en la construcción de viviendas, reduciendo con ello los costos finales para los compradores.

La lentitud en la obtención de permisos para proyectos de construcción es un freno evidente para el desarrollo inmobiliario, por lo que acelerar estos procesos es vital, pues no solo generaría más proyectos en menos tiempo, sino que también reduciría los costos indirectos asociados. De la mano con lo anterior, se estima necesario efectuar una exhaustiva revisión de todas aquellas regulaciones innecesarias y simplificar asimismo los trámites y carga burocrática excesiva que desalientan la generación de nuevos proyectos.

Finalmente, creo también que la promoción de nuevas tecnologías en construcción con criterios sustentables, promover la renovación urbana, potenciar el dinamismo del negocio inmobiliario apoyado de la tecnología y las nuevas formas de inversión inmobiliaria que incentiven la renovación de áreas urbanas deterioradas no solo mejoran la calidad de vida, sino que también impulsan la inversión en zonas estratégicas.

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