El mercado inmobiliario en la Región Metropolitana refleja con claridad la creciente desigualdad que caracteriza a las oportunidades de acceso a la vivienda en Chile. Mientras comunas como La Pintana , Melipilla y Buin ofrecen precios más accesibles, las comunas del sector oriente, encabezadas por Vitacura , Lo Barnechea y Las Condes , concentran la oferta de lujo, evidenciando una brecha que no solo es económica, sino también de desarrollo y oportunidades.
Los datos no mienten. Un análisis reciente de Incoin Plus muestra que en comunas como La Pintana, es posible acceder a propiedades por un promedio de 2.800 UF , con precios por metro cuadrado que no superan las 47 UF/m² . Una cifra muy distante de los 136 UF/m² que cuesta una vivienda en Vitacura, donde el promedio asciende a 31.500 UF . Estas diferencias, más allá de las cifras frías, hablan de una realidad preocupante: el desarrollo inmobiliario no avanza al mismo ritmo para todos.
Las comunas más económicas, como Melipilla o Peñaflor, representan un potencial de crecimiento que no debe ser ignorado. Estas zonas han mejorado significativamente en infraestructura y conectividad, atrayendo a familias que buscan espacios más amplios y precios razonables. Pero estas mejoras, aunque alentadoras, todavía no equiparan las oportunidades con las que cuentan los sectores más privilegiados de la capital, donde el acceso a servicios premium, la calidad del entorno y la cercanía a los principales centros económicos marcan una diferencia sustancial.
Lo anterior nos plantea una pregunta fundamental: ¿qué tipo de desarrollo queremos fomentar como país? Chile enfrenta hoy un desafío urgente en materia de equidad habitacional . No se trata solo de ofrecer viviendas más baratas, sino de garantizar un acceso justo a infraestructura, conectividad y servicios de calidad. De lo contrario, las zonas emergentes podrían quedar atrapadas en un círculo vicioso donde el precio es bajo, pero el desarrollo es limitado.
Por otro lado, las comunas del sector oriente —Vitacura, Lo Barnechea y Las Condes— continúan consolidando su posición de liderazgo en el mercado de lujo. No se puede negar que su oferta responda a un público específico que valore la exclusividad y la estabilidad que estos sectores garantizan. Sin embargo, esta consolidación también podría ser una señal de alerta para un mercado que corre el riesgo de perpetuar la concentración y elitización de ciertos territorios.
El desafío para las autoridades, desarrolladores y actores del mercado inmobiliario es claro: es necesario equilibrar la cancha . Promover políticas públicas que incentivan el desarrollo en comunas emergentes y ofrecerán una verdadera alternativa para quienes buscan un hogar. La inversión en infraestructura, el acceso a transporte eficiente y la creación de espacios públicos de calidad son claves para evitar que el mercado inmobiliario profundice las desigualdades existentes.
Chile no puede resignarse a que la vivienda sea un privilegio de unos pocos. La Región Metropolitana, con su diversidad de oportunidades y desafíos, tiene el potencial de convertirse en un ejemplo de desarrollo inclusivo y equilibrado. Pero para lograrlo, es fundamental que las decisiones del presente no perpetúen las brechas del pasado.
El futuro del mercado inmobiliario no debe definirse solo por precios y metros cuadrados, sino por la capacidad de generar ciudades más justas, conectadas y accesibles para todos.