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Banca aprueba más de 6 mil créditos con subsidio a la tasa hipotecaria en sus primeras seis semanas

El programa, que rebaja en 60 puntos base la tasa para viviendas nuevas de hasta 4.000 UF, ya ha movilizado operaciones por más de US$ 600 millones. La mayoría de las solicitudes corresponde a propiedades de hasta 3.000 UF.

Por: Equipo Mercados Inmobiliarios

En apenas seis semanas desde su puesta en marcha, el subsidio a la tasa de interés hipotecaria para viviendas nuevas ha mostrado un fuerte dinamismo. Según cifras de la Asociación de Bancos (ABIF), hasta el 1 de agosto se registraron casi 11.000 solicitudes, de las cuales más de 6.000 ya fueron aprobadas, mientras que unas 4.300 se encuentran en evaluación. Solo el 3,9% ha sido rechazado, lo que convierte a este programa en el de menor tasa de rechazo frente a otras iniciativas como FOGAPE y FOGAES.

El beneficio ha generado operaciones equivalentes a más de US$ 600 millones y ha concentrado el 71% de las postulaciones en viviendas de hasta 3.000 UF. De ellas, alrededor de 2.100 corresponden a familias que también califican para el subsidio habitacional DS15 del Minvu, confirmando el foco en los sectores medios. El 29% restante se ha dirigido a propiedades entre 3.000 y 4.000 UF.

Luis Opazo, gerente general de la ABIF, valoró el buen arranque del programa: “Estamos muy satisfechos con la respuesta, que refleja tanto la necesidad de las familias como la oportunidad de reactivar la industria inmobiliaria”.

El plan contempla una rebaja de 60 puntos base en la tasa hipotecaria, una garantía estatal del Fondo de Garantías Especiales (FOGAES) que cubre hasta el 50% del saldo insoluto durante la primera mitad del crédito y la opción de financiar hasta el 90% del valor de la vivienda, con un plazo máximo de 30 años.

Con 50.000 cupos disponibles y una vigencia de hasta 24 meses —o hasta agotar el beneficio—, las autoridades llaman a informarse, cotizar y aprovechar esta alternativa que puede ser decisiva para dejar el arriendo y acceder a la casa propia.

¿Cuál es la tendencia en mantención de pisos?

Las aspiradoras lavadoras de piso se consolidan en Chile como una categoría en expansión, impulsada por la búsqueda de eficiencia y ahorro de tiempo en el hogar.

Por: Comunicado de Prensa

El mercado de la limpieza del hogar atraviesa un proceso de transformación impulsado por los cambios en los hábitos de consumo y los avances tecnológicos. El predominio de pisos duros en los hogares chilenos, como flotantes, cerámicos o de madera, ha acelerado la demanda por dispositivos capaces de aspirar y lavar al mismo tiempo, redefiniendo la forma de entender la higiene doméstica.

Esta tendencia, que ya domina en mercados como el de Estados Unidos, Europa y Asia, tiene en Chile un crecimiento sostenido. Marcas como Tineco han capitalizado el fenómeno a nivel global, alcanzando más de 19,5 millones de hogares en el mundo.  

“Lo que observamos es un cambio cultural: las personas ya no buscan una herramienta aislada para limpiar, sino soluciones integradas que resuelven la tarea en menos tiempo y con mayor precisión”, señaló Carlos Schilling, gerente de comunicaciones de Tineco & Ecovacs Chile

La evolución de las baterías impulsa la adopción masiva 

Uno de los factores que explica la expansión de esta categoría es la evolución de las baterías. Tradicionalmente, las aspiradoras inalámbricas tenían una vida útil limitada por la duración de sus componentes. Hoy, los modelos de más alta gama incorporan baterías tipo Poch Cell con un ciclo de vida de entre seis y nueve años, triplicando la durabilidad del estándar de mercado. 

“La batería es el componente más costoso de una aspiradora inalámbrica. Extender su vida útil cambia el cálculo económico de los hogares y reduce la resistencia a adoptar estas tecnologías”, agregó Schilling.

Consumidores chilenos: de la eficiencia al interés por la automatización 

El fenómeno no solo responde a la innovación, sino también al perfil de los consumidores. De acuerdo con la experiencia de Schilling, se distinguen tres grupos: quienes buscan una limpieza más profunda, familias que priorizan el ahorro de tiempo frente a las exigencias laborales y de crianza, y usuarios interesados en la automatización a través de robots.

“En todos los casos, lo que vemos es que los hogares están más dispuestos a invertir en equipos que aseguren eficiencia y resultados comprobables, lo que convierte a esta tendencia en mucho más que una moda pasajera”, explicó el ejecutivo.

En Chile, el boca a boca se ha convertido en un motor clave de crecimiento, con consumidores que comparten sus experiencias en ferias, showrooms o entre familiares y amigos. Para el experto, esta difusión espontánea está acelerando la adopción local de tecnologías que ya son estándar en otros mercados.

“El auge de las aspiradoras lavadoras de piso refleja la convergencia de dos factores: la búsqueda de calidad de vida en el hogar y la disponibilidad de soluciones que convierte esa promesa en una realidad”, concluyó Schilling.

Colonias urbanas: el fantasma que no queríamos ver

Por: Tracy Dustan, Commercial Executive – AlmaSur – Procentro

En Chile hablamos del “déficit habitacional” como si fuera el parte meteorológico: una cifra que cambia cada cierto tiempo, pero que ya nadie escucha. La diferencia es que este pronóstico no trae lluvia, trae campamentos. Y no pocos. El último Catastro Nacional de TECHO-Chile revela que hoy hay más de 120.500 familias viviendo en 1.428 asentamientos informales, el número más alto desde 1996. O sea, mientras nos llenamos la boca con “ciudades inteligentes”, hay un país paralelo que se ilumina con alargadores y se abastece de agua en bidones.

El ritmo tampoco ayuda al optimismo. Entre 2023 y 2025 se sumaron más de 6.000 familias, un alza del 10,6 %. Es cierto, ya no estamos en la locura de 2020-2022, cuando los campamentos crecían como cuentas de OnlyFans en pandemia, pero la foto actual sigue siendo brutal: 60 % sin luz con medidor propio y 39 % dependiendo de camiones aljibe. Es la postal de un Chile que inaugura torres en Ñuñoa con drones y tijeras doradas, mientras al lado las familias calientan agua en un tambor.

Y ojo con la migración. Desde 2022 casi 47.400 familias extranjeras se han instalado en campamentos, llegando a ser cerca del 20 % del total. No se trata de un “experimento alternativo de vida comunitaria”: es la consecuencia de un mercado formal que les cerró la puerta y de un Estado que, en vez de ofrecer soluciones, responde con desalojos esporádicos. Pero seamos francos: Chile no es un país con recursos de sobra. Tenemos un déficit habitacional crónico que ni siquiera alcanza a cubrir a las familias chilenas que llevan años esperando un subsidio. Cuando la migración irregular se suma a esa olla a presión, el resultado es doblemente complejo: más campamentos, más precariedad y, en muchos casos, focos de delincuencia y economías informales que terminan afectando tanto a los mismos migrantes como a las comunidades donde se insertan.

Mientras en el ministerio reparten discursos sobre “integración social”, la integración real la inventa la gente en terreno, con pasajes de tierra, luminarias improvisadas y reglas comunitarias. Pero esa “auto-urbanización” no es gratis: genera tensiones, precariza barrios enteros y consolida un modelo paralelo.

El problema es que seguimos en el loop de la política del anuncio. Planes de Emergencia Habitacional que no emergen, promesas de plazos que nadie cumple y subsidios que exigen más papeles que un doctorado en Harvard. Entre tanto diagnóstico y aplauso, el campamento se consolida como la verdadera política habitacional en terreno. Gratis, informal y al margen de la agenda oficial.

La pregunta incómoda es simple: ¿vamos a seguir tratando esto como un “margen” del problema, cuando ya son más de 120 mil familias viviendo fuera del radar formal? Porque al paso que vamos, hablar de campamentos no será un tema de pobreza extrema: será parte del mercado inmobiliario. Un mercado paralelo, improvisado, pero con más rapidez que el oficial.

Si de verdad queremos que esto cambie, no se trata de inventar más siglas ni slogans. Se trata de liberar suelo, acelerar permisos, flexibilizar subsidios y armar alianzas público-privadas que no mueran en Contraloría. Porque mientras el Estado sigue mirando maquetas 3D, los campamentos ya se transformaron en la “colonia urbana” que nadie quería reconocer, pero que llegó para quedarse.

Los campamentos dejaron de ser el fantasma en la periferia. Hoy son la ciudad B: más grande, más precaria y más visible que nunca. Y cuanto más nos hagamos los ciegos, más caro será integrarlos después. Porque si algo quedó claro en 2025, es que la vivienda en Chile no se está construyendo en verde… se está construyendo en campamento.

04/11/2025 01:49
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