La empresa multinacional JLL, dedicada a servicios inmobiliarios corporativos, ha publicado un exhaustivo estudio sobre la evolución de los edificios verdes en América Latina, destacando el progreso significativo de Chile en el sector de la sostenibilidad.
Por: Equipo Mercados Inmobiliarios
El estudio revela que América Latina ha adoptado una «ola verde» en respuesta a la creciente preocupación por el cambio climático. Con un 68% de los ciudadanos en la región considerando el cambio climático como una amenaza seria para sus países en los próximos 20 años, la adopción de prácticas de construcción sostenible se ha acelerado. Las certificaciones verdes, como LEED, EDGE y BOMA, se han convertido en un estándar para espacios de oficina de alta calidad, impulsadas por regulaciones gubernamentales y una mayor conciencia sobre los beneficios económicos y ambientales de la eficiencia energética.
Por tal motivo conversamos con Jorge Araos, director de oficinas de JLL Chile, respecto a los beneficio concreto de las certificaciones LEED, EDGE y BOMA para el mercado inmobiliario, advirtiendo que , según el estudio Evolución sostenible: Edificios verdes en América Latina, de JLL, existen tres sistemas de evaluación más populares en Latinoamérica, EDGE, LEED y BOMA.
“La certificación más popular en la región LATAM -y uno de los más populares del mundo- es LEED de GBCI, con más de 2,500 proyectos certificados en siete países en la actualidad. LEED proporciona una evaluación exhaustiva y rigurosa de un edificio, valorando los edificios verdes saludables, eficientes en el uso de los recursos y ahorradores de costos que ofrecen beneficios medioambientales, sociales y de gobernanza”, señala el ejecutivo.
Junto a eso, indica que “EDGE, administrado por el GBCI. Este sistema es más sencillo que el de LEED y fue creado por la CFI para abordar los retos a los que se enfrentan los mercados emergentes. Se centra en la eficiencia de los recursos y pretende impulsar una mayor construcción y remodelación de edificios eficientes en el uso de los recursos de una forma rápida, fácil y asequible. Como mínimo, EDGE garantiza un ahorro del 20% o más en energía, agua y carbono incorporado de los materiales.
Sobre BOMA, araos comenta que “evalúa algunas áreas principales de operación de los edificios, como su administración, seguridad y gestión de riesgos, entrenamiento y educación, energía, sustentabilidad, relaciones con inquilinos, etc. Cuenta con requisitos denominados BEST Practices. Se centra en el desempeño operativo de los edificios en 10 áreas clave. Reduce indirectamente las emisiones de carbono al mejorar el desempeño de los edificios. En LATAM, se encuentra presente en México”.
Si bien las certificaciones se hacen cada vez más necesarias, principalmente porque son un valioso marcador de sostenibilidad y contribuyen a una mayor transparencia en el sector inmobiliario, estas por sí solas, especialmente las basadas en el diseño y la construcción no son la solución definitiva para transitar hacia el camino de la sostenibilidad en la construcción. Es necesario ir más allá de las certificaciones, especialmente las que se centran únicamente en el diseño y la construcción, y dar prioridad al desempeño del edificio para garantizar que las emisiones operativas sean bajas. Para esto, es necesario la búsqueda y constante monitoreo de eficiencia energética, la electrificación y fuentes de energía limpias.
Chile ha emergido como uno de los líderes en la región en la adopción de prácticas de construcción sostenible. Según el informe, Chile ha certificado un total de 282 proyectos bajo el sistema LEED, lo que lo posiciona como uno de los países con mayor número de certificaciones en la región. Esto refleja un compromiso robusto del país hacia la construcción y operación de edificios sostenibles.
En el contexto de oficinas de clase A, el 63% de los nuevos edificios en América Latina cuentan con certificación verde, un estándar que Chile ha superado consistentemente. Santiago, en particular, ha visto un aumento notable en la cantidad de metros cuadrados de oficinas certificadas como verdes, alcanzando los 602,000 m² en comparación con los 584,000 m² de espacios no certificados.
En lo relativo al mercado de oficinas, y dónde se ha detectado este tipo de certificaciones en oficinas chilenas, Jorge Araos, director de oficinas de JLL Chile indica que, “La certificación leed partió como un distintivo en edificios clase A con gran tecnología o con tecnologías a la vanguardia, en mercados muy consolidados y a partir del año 2019, las superficies de edificios certificados superó a la superficie de edificios sin certificar, lo que confirma que es una tendencia que va al alza y dejó de ser un “valor agregado” para ir transformándose en una condición imprescindible. Hoy es una tendencia para los mercados clase A y B.
Son varios factores han impulsado esta tendencia en Chile, incluyendo políticas gubernamentales favorables, una mayor conciencia sobre la sostenibilidad y los beneficios económicos de la eficiencia energética. El país ha implementado normativas estrictas y ha fomentado la adopción de prácticas de construcción verde a través de incentivos y regulaciones.
Chile está bien posicionado para avanzar en la descarbonización de su sector de edificios gracias a su alta proporción de energías renovables. Con un promedio del 58% de energías renovables en su matriz energética, Chile supera significativamente la media mundial, estableciendo un fuerte vínculo entre la electrificación de los edificios y la reducción de sus emisiones.
A pesar del progreso, el informe de JLL subraya que la certificación verde es solo un primer paso. Los propietarios de edificios deben ir más allá de las certificaciones y centrarse en la reducción de emisiones operativas a través de la eficiencia energética y el uso de energías limpias. Este enfoque integral es esencial para que Chile continúe liderando en sostenibilidad y logre sus objetivos de cero emisiones netas.
Respecto a cómo está el mercado nacional respecto a sus vecinos de la región en materia de certificación verde, el director de oficinas de JLL Chile plantea que, “En Chile, según el informe de JLL, existen 602 m2 de oficinas Clase A con certificación verde, luego de São Paulo con 2,935 m2, Ciudad de México con 1,453 m2, Lima con 896 m2, y Bogotá con 838 m2.
“A pesar de que la región ha experimentado un crecimiento fuerte y constante del número de edificios verdes en el inventario de oficinas Clase A, sigue quedando atrás en cuanto a este tipo de certificaciones. Por lo que, aunque LATAM tenga un gran progreso, solo alcanza un 48% en promedio de oficinas Clase A certificadas, mientras que Asia – Pacífico cuenta con un 54% promedio y Estados Unidos-Canadá un 69%”, sentencia Araos.
Chile se destaca en América Latina por su compromiso y avance en la adopción de certificaciones de edificios sostenibles. Con una combinación de políticas gubernamentales sólidas, una alta conciencia ambiental y una infraestructura energética favorable, el país está bien posicionado para liderar la región en la transformación hacia un entorno construido más sostenible y eficiente.