A medida que se acercan las elecciones presidenciales del 5 de noviembre, tanto Kamala Harris como Donald Trump han dejado en clara sus posturas sobre el sector inmobiliario.
Por: Equipo Mercados Inmobiliarios
Con la vicepresidenta Kamala Harris prometiendo subsidios para compradores y el expresidente Donald Trump abogando por incentivos fiscales para las corporaciones inmobiliarias, el mercado inmobiliario estadounidense se encuentra en un período complicado mientras los inversores latinoamericanos buscan estabilidad financiera en Florida.
Ya sea bajo el sol de Miami o frente a los Grandes Lagos en Chicago, el sector inmobiliario de Estados Unidos enfrenta un año desafiante. La principal razón radica en los elevados precios de las viviendas, que disuaden a muchos compradores potenciales de invertir en una propiedad. Además, muchos propietarios se muestran reacciones a vender, temerosos de perder las bajas tasas de interés hipotecarios que obtuvieron durante la pandemia.
“En general, el mercado inmobiliario de EE.UU. UU. ha sufrido una caída, ya que las tasas de interés y financiamiento han sido bastante altas en comparación con años anteriores. Esto ha reducido la flexibilidad de los compradores para adquirir viviendas”, señala Peggy Olin, presidenta de la inmobiliaria OneWorld Properties, en declaraciones a AméricaEconomía.
Sin embargo, Olin resalta que la crisis del sector inmobiliario afecta a diferentes regiones de EE.UU. UU. de maneras variadas, dependiendo de los climas y preferencias de los consumidores. Por ejemplo, el sur de Florida ha atraído históricamente a compradores de otros estados debido a su clima cálido y menores impuestos.
Esta diversidad provoca que los compradores de alto poder adquisitivo continúen adquiriendo propiedades de lujo, con precios superiores a los 5 millones de dólares en Palm Beach y Miami Beach. Aunque los desarrolladores inmobiliarios están intentando satisfacer la demanda de este segmento, siguen siendo una minoría.
“Otra categoría de compradores incluye a empresarios y empleados de grandes corporaciones que buscan mudarse a Florida, buscando propiedades entre 1,5 y 5 millones de dólares. En este caso, el proceso de venta es más prolongado, dado que las decisiones dependen del clima político y financiero, así como de la capacidad de los clientes para financiar sus inversiones”, explica Olin.
Además, existe un tercer perfil de comprador: los inversores extranjeros que adquieren propiedades en Miami y otras ciudades del sur de Florida como una forma de resguardar su capital y diversificar sus inversiones en EE.UU. UU., o como una opción para mudarse en el futuro.
Esta búsqueda de seguridad en una economía estable se refleja en estudios recientes. En agosto de 2024, la National Association of REALTORS (NAR) informó que los inversores latinoamericanos representan el 29% del total de los inversores extranjeros en bienes raíces en Estados Unidos, siendo México y Colombia los países de habla hispana con mayor participación.
Según la plataforma Dividenz, los inversores mexicanos destinaron más de 4.200 millones de dólares a bienes raíces entre 2023 y 2024, concentrándose principalmente en Texas (48%), California (18%) y Ohio (6%). Por su parte, Colombia invirtió 900 millones de dólares, con un 80% destinado a Florida, un 13% a California y un 7% a Illinois.
“La inseguridad política y la devaluación de las monedas impulsan a los inversores a trasladar su capital a lugares más estables. La situación varía según el país: hoy son México y Colombia, pero hace tres años eran Chile y Perú”, aclara Olin.
Otro hallazgo importante del estudio de Dividenz es el papel de las inversiones chinas y canadienses en el sector inmobiliario estadounidense. China ha invertido más de 13.600 millones de dólares, representando una cuarta parte del total. Sus principales destinos son California (33%), Florida (16%) y Texas (8%).
La vocera de OneWorld Properties explica que la preferencia china por la costa oeste en lugar del sur se debe a la Ley SB264, promulgada por el gobernador de Florida, Ron DeSantis. Esta ley impide que los ciudadanos chinos sin residencia permanente comprendan propiedades en el estado, lo que ha frenado sus inversiones, excepto para aquellos con residencia estadounidense.
En contraste, Canadá se posiciona como el tercer mayor inversor en bienes raíces en EE.UU. UU., con 6.600 millones de dólares (10%), siendo Florida su destino preferido (55%), seguido por Arizona (14%) y California (4%). “Los compradores canadienses suelen elegir Florida y otros estados cálidos, buscando lugares agradables para pasar los inviernos”, añade Olin.
Implicaciones electorales en el sector inmobiliario
A medida que se acercan las elecciones presidenciales del 5 de noviembre, tanto Kamala Harris como Donald Trump han dejado en clara sus posturas sobre el sector inmobiliario.
Harris, bajo la consigna de crear una “economía de oportunidades”, promete expandir las inversiones en infraestructura. Su propuesta incluye un crédito fiscal para constructores que desarrollen viviendas para compradores primerizos, además de un subsidio de 25.000 dólares para estos compradores.
Sin embargo, Olin manifiesta sus dudas sobre la eficacia de esta medida: “Creo que ese monto podría ayudar a una persona a primerizarse a adquirir su primera vivienda, pero no cambiará excesivamente la situación ni será suficiente para una familia”.
Por otro lado, una posible victoria de Donald Trump también presentaría desafíos para el sector. El expresidente, reconocido magnate del inmobiliario, propone una reducción de impuestos para desarrolladores y grandes corporaciones, aunque sus políticas migratorias restrictivas podrían desincentivar a inversores extranjeros.
Olin considera que si Trump regresa a las políticas de su primera administración (2017-2021), sería un error. “Los incentivos fiscales de entonces permitieron a las compañías inmobiliarias contar con más recursos y reactivar proyectos estancados, pero no olvidemos que las tasas de interés eran mucho más bajas, lo que demuestra que un solo incentivo no será suficiente”.
Por último, la vocera de OneWorld Properties sugiere que el próximo gobierno, sin importar su afiliación política, debería reducir impuestos para compradores primerizos y desarrolladores de viviendas asequibles. “Los precios de las propiedades son demasiado altos actualmente, lo que dificulta que una familia promedio adquiera su primera casa”, concluye.