Por: Eduardo Ricci Burgos, Abogado de Negocios en COHLER & PARTNER
¿Qué tan lejos está el parque más cercano a tu casa o trabajo? Con excepción de algunas ciudades, lo más probable es que la respuesta sea “10 minutos o más”, si tienes suerte. Y es que la mayoría de las zonas urbanas del mundo presentan importantes déficits de espacios públicos recreacionales como plazas y parques. Este problema nos afecta de muchas formas, pues limita nuestra capacidad de interactuar con miembros de las comunidades en las que vivimos, descansar de recorridos diarios, o simplemente disfrutar de la naturaleza.
Una alternativa que ha ganado popularidad en Latinoamérica en la última década es la reconversión de espacios sub-utilizados o incluso en desuso en áreas recreacionales. Los parques de bolsillo son una propuesta innovadora que propone la generación de espacios públicos a partir del reciclaje de remanentes de ciudad que usualmente son relativamente pequeños y se encuentran en terrenos abandonados, en mal estado, o incluso incómodamente ubicados en la trama urbana.
El origen de estos parques de bolsillo se puede rastrear hasta la década de los 60 en Harlem, Nueva York.
En Santiago de Chile el primer parque de bolsillo (plaza de bolsillo) fue creado junto al Palacio La Moneda en calle Morandé el año 2016. Fue una iniciativa del Departamento de Arquitectura del Ministerio de Infraestructura Pública del Gobierno Regional de Santiago.
Diferentes ciudades y organizaciones han establecido sus propias definiciones de parques de bolsillo para garantizar que puedan ser regulados y reproducidos ordenadamente. En Chile, incluso, se han empezado a institucionalizar y diferenciar las plazas de bolsillo, las cuales siguen el mismo principio pero hacen un énfasis particular en la temporalidad del equipamiento (y el mobiliario) ya que éste podría ser trasladado a otros espacios, una vez se consolida la plaza y se hace permanente.
Un parque de bolsillo (pocket park en inglés) es un parque pequeño accesible al público general. Los parques de bolsillo muchas veces son creados en un terreno urbano vacante o en terrenos pequeños irregulares. También pueden ser creados como componente del requisito espacial público de proyectos de edificios grandes.
Un jardín de bolsillo es “un pequeño espacio vegetado situado entre parcelas urbanizadas, creando un enclave de vida vegetal en un entorno citadino”.
Los parques de bolsillo son un concepto reciente, creado de la necesidad de las grandes ciudades de tener espacios verdes. Estos son espacios libres con una modalidad vecinal, que cuentan con un área inferior a 1000 m2. Estos parques están destinados fundamentalmente para la recreación de los niños y de las personas de la tercera edad. Muchas veces estos parques son construidos en pequeños predios incluso en azoteas de edificios abandonados, patios de gobierno, etc.
A pesar de las diferentes interpretaciones, existen una serie de elementos básicos que son comunes en todas las versiones de los parques de bolsillo:
1. Ubicación: Los parques de bolsillo se caracterizan más que nada por estar emplazados en terrenos baldíos, abandonados, callejones, remanentes viales o espacios similares que, además, son usualmente públicos.
2. Tamaño: Estos espacios públicos son relativamente pequeños con respecto a los parques y plazas tradicionales. La Asociación de Recreación y Parques Nacionales de los Estados Unidos (NRPA por sus siglas en inglés) estima que el área promedio es de 1000 metros cuadrados, sin embargo, pueden ser mucho más pequeños y ocupar lo mismo que un una sala de una casa o un jardín.
3. Equipamiento: El foco de estos espacios es activar dinámicas urbanas, por lo tanto, el mobiliario debe facilitar las actividades de interacción de su contexto inmediato, ya sea para facilitar reuniones de vecinos y foros en zonas residenciales, bancas y mesas en zonas de oficina que inviten a los trabajadores a hacer vida pública, y/o juegos para niños.
4. Costo: Una de las grandes ventajas de los parques de bolsillo es su posibilidad de ser de bajo presupuesto porque no implican la adquisición de grandes parcelas ni de una gran cantidad de mobiliario.
La necesidad de estos parques para una ciudad con problemas de sobrepoblación es cada día más notorio. Ya que es una manera en la cual se puede aprovechar todos los espacios urbanos y brindar mejor calidad de vida a la comunidad. Las características que debe de poseer un parque público de bolsillo son muy simples. Debe de ser visible desde cualquier calle, ser un espacio amigable, contar con caminos, cerca del transporte público y sociable.
La clave para un jardín de bolsillo es la capacidad de crear una comunidad de plantas en un espacio pequeño pero diverso. No tienen un tamaño fijo, siempre y cuando maximicen la biodiversidad en el espacio disponible estos jardines se pueden intalar en:
- Espacios intersticiales en la ciudad.
- Terrazas, azoteas o balcones.
- Patios en viviendas, comercios o industrias.
- Enclaves urbanos públicos, denominados ‘parques públicos de bolsillo’.
Plantas de bajo consumo hídrico como el algarrobo, espino, quillay, maitén y huingán, entre otros, utilizando el método Miyawaki, el que consiste en utilizar terrenos baldíos y plantarlos densamente con una gran variedad de plantas de semillero nativos, para luego, a largo plazo, dejarlos crecer con el mínimo de intervención.
Estos pequeños espacios verdes están convirtiéndose en importantes espacios de biodiversidad en áreas urbanas densamente pobladas y presentan la virtud de colindar de manera inmediata con las comunidades de la ciudad.
la importancia de hacer bosques urbanos por distintos factores, desde el lado ecológico es crucial ya que genera hábitat para la biodiversidad de fauna y flora en la ciudad. Sumado a lo anterior, presenta un beneficio mucho más directo para aquellas personas que rodean estos bosques, puesto que bajan las temperaturas locales drásticamente, al incrementarse el nivel de árboles alrededor.
Tener más y mejores espacios públicos aumenta nuestra calidad de vida dentro de las ciudades, brindando lugares para satisfacer nuestro derecho a la recreación, ya sea en términos de actividad física como los deportes y juegos, o de reposo y contemplación. Cuando estos beneficios dejan de estar únicamente concentrados en algunas pocas parcelas regadas por la ciudad para empezar a formar un sistema de espacios públicos de diferentes escalas que sea accesible para todos los habitantes, se genera un valor agregado adicional.
La proliferación de parques de bolsillo permite que haya más gente conviviendo en el ámbito público a todas horas y en todos los rincones de la ciudad, lo cual está asociado con reducción de índices de violencia e inseguridad porque es menos frecuente que los delincuentes actúen en presencia de muchos testigos.
Los parques de bolsillo, además, nos ayudan como sociedad a hacer recorridos más humanos y más amigables para el peatón. Nos dan opciones de cómo y dónde pasar nuestro tiempo libre dentro de la ciudad, facilitando el encuentro entre vecinos y promoviendo la construcción de capital social.
Las ciudades tienen opciones muy limitadas para generar nuevos espacios públicos recreacionales dentro de la mancha urbana y, en este sentido, los parques de bolsillo son una gran opción para aprovechar hasta la última esquina.