Por: Jorge Araos, Director de Oficinas JLL Chile
Cuando la Torre Titanium fue inaugurada en mayo de 2010, no solo marcó un hito por sus 194 metros de altura al convertirse en el edificio más alto de Chile, de ese entonces, con 52 pisos, sino que también destacó de forma significativa en el paisaje urbano de Santiago. Se consolidó como un símbolo de modernidad.
Hoy, más allá de su imponente presencia, la Torre Titanium La Portada nos recuerda que la arquitectura y los edificios evolucionan en conjunto con la sociedad a medida que pasa el tiempo.
Quince años después, este gran edificio diseñado por Abraham Senerman sigue siendo mucho más que un ícono estético de esta gran ciudad, sino que también es una pieza clave en la historia del mercado de oficinas chileno.
Esto debido a que fue el primer edificio en Sudamérica en obtener la certificación LEED Gold en Core & Shell, anticipando una discusión sobre sustentabilidad que hoy domina la conversación en la industria. Incorporó disipadores de energía sísmica, con sus destacados “equis” estructurales, que aún lo posicionan como referente de ingeniería en un país altamente sísmico, como lo es Chile.
Este gran edificio rápidamente captó el interés de compañías que valoran la eficiencia y una imagen corporativa sólida. A solo un año de su inauguración, ya contaba con el 100% de sus pisos arrendados por cerca de 20 empresas.
Su ubicación en el corazón de Las Condes, coronando la avenida Isidora Goyenechea, no fue un accidente, sino una hecho mucho más importante: Santiago ya no se pensaba sólo en torno a sus calles patrimoniales, sino en torno a ejes de negocios integrados globalmente. Titanium consolidó esa visión, por lo que estos 15 años ha sido la casa de empresas multinacionales, bancos, firmas de abogados y empresas de tecnología, todo esto porque desde sus inicios ofreció algo que pocos edificios en ese entonces tenían: planta libre, flexibilidad de uso, eficiencia energética y una calidad de espacios excepcional.
En un contexto donde el mercado de oficinas enfrenta desafíos por la transformación del trabajo y la búsqueda de espacios híbridos, Titanium La Portada mantiene su atractivo. No por nostalgia, sino porque su diseño le permite evolucionar y adaptarse a las sociedades actuales, con tecnología, diseño e innovación, por lo que da cuenta, que desde un inicio fue creado para acompañar las necesidades de las empresas en cada una de sus etapas, durante estos 15 años de historia.