Por: Eduardo Ricci Burgos, abogado de Negocios en COHLERS & PARTNERS
Ya encontrándonos próximos a comenzar el último tercio de este año, el resto de lo que queda del 2025 vislumbra un escenario mixto para el sector inmobiliario y de la construcción, marcado por señales todavía incipientes de recuperación, desafíos estructurales persistentes y un entorno regulatorio que podría acelerar o frenar la reactivación, acentuado por un escenario eleccionario todavía poco claro.
El mercado inmobiliario chileno no experimentó el repunte esperado durante 2024, manteniéndose en una situación desafiante. Sin embargo, las proyecciones para lo que resta de 2025 sugieren una recuperación moderada. Los especialistas estiman un incremento en las ventas de viviendas de entre 5% a 10%, impulsado principalmente por la reactivación gradual de los créditos hipotecarios y la tendencia a la baja en las tasas de interés.
Las tasas hipotecarias han mostrado una evolución favorable, iniciando 2025 en su nivel más bajo en 16 meses, situándose en promedio en 4,29%. Esta reducción en los costos de financiamiento aumenta significativamente el número de personas con acceso al crédito, generando expectativas optimistas entre los actores del sector.
La Cámara Chilena de la Construcción (CChC) reconoce que el sector atraviesa por uno de sus peores períodos, pero proyecta cifras ligeramente mejores para 2025, principalmente por una baja base de comparación. No obstante, los expertos advierten que no se trata de una recuperación sólida, sino más bien de una estabilización tras cuatro años consecutivos de estancamiento.
La demanda por vivienda se mantendrá en niveles muy inferiores a sus promedios históricos, aunque se espera una mejora respecto a 2024. El gerente de estudios de la CChC enfatiza que 2025 no será un año de recuperación plena, sino de consolidación y ajustes estructurales.
Varios elementos determinarán el desempeño del sector en los próximos meses, tales como el financiamiento, en que la continuidad en la reducción de tasas de interés será crucial y en donde las tasas hipotecarias han mostrado una tendencia descendente constante, creando condiciones más favorables para el acceso al crédito.
A lo anterior, debe sumarse la digitalización, en donde el sector está experimentando una transformación tecnológica acelerada, con mayor adopción de herramientas digitales para comercialización y gestión de proyectos. La eficiencia Energética, es otro elemento clave, pues la demanda por viviendas más eficientes y sustentables está impulsando cambios significativos en el diseño y construcción de nuevos proyectos; y el stock disponible es un asunto todavía muy relevante en esta ecuación, pues el mercado enfrenta todavía un sobrestock considerable, con estimaciones de 31 meses para agotar el inventario disponible, lo que impacta directamente en las decisiones de inversión futura.
El Gran Santiago concentra las mejores expectativas, con proyecciones de estabilización de la demanda y un crecimiento potencial del 5% en ventas, condicionado a la mejora en las condiciones de financiamiento. Las inmobiliarias más grandes del sector planean expandir sus operaciones y buscan activamente nuevos terrenos para futuros proyectos.
A inicios de este año, se discutían propuestas legislativas que proponían agilizar permisos y gestionar mejor el suelo urbanizable, lo cual podría facilitar inversión y reactivar la actividad. Sin embargo, varias de estas medidas aún enfrentan resistencia, especialmente respecto a la densificación y participación de sectores medios.
El sector inmobiliario y de construcción chileno enfrenta un escenario de transición hacia la estabilización. Aunque las proyecciones no indican una recuperación robusta, sí sugieren el fin de la caída sostenida de los últimos años. El éxito dependerá fundamentalmente de la evolución de las tasas de interés, las políticas de financiamiento y la capacidad del sector para adaptarse a las nuevas demandas del mercado.
La segunda mitad de 2025 podría marcar el inicio de una nueva etapa, caracterizada por mayor selectividad en los proyectos, enfoque en la eficiencia y una gradual recuperación de la confianza tanto de desarrolladores como de compradores.
Hasta fines de 2025, el sector de la construcción en Chile muestra señales de recuperación, especialmente en infraestructura e inversión productiva, aunque con obstáculos administrativos y regulatorios por superar. Por otro lado, el mercado inmobiliario privado se muestra más cauteloso, con una recuperación lenta en ventas y permisos todavía bastante reducidos.
Las tendencias hacia la sostenibilidad, digitalización y multifamily son los motores más dinámicos del cambio. El éxito de la reactivación dependerá en gran medida de reformas concretas que agilicen la construcción, promuevan la densificación adecuada y faciliten el acceso a financiamiento de la mano del nuevo gobernante de este país.