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enero 14, 2025 8:43 pm

Tokenización inmobiliaria: ¿Un futuro prometedor o solo un truco más?

Por: Tracy Dustan, Bheed – Commercial Manager – Real Estate Technology

Últimamente, me he topado con un término que parece sacado de Black Mirror: la tokenización en bienes raíces. ¿Qué es eso? Básicamente, dividir propiedades en pedacitos digitales (tokens) usando blockchain, para que en vez de comprar una casa completa, puedas ser dueño de una fracción. ¿Suena como la solución mágica al problema habitacional? Pues sí… y también no. Como bien me dijo mi mamá una vez: «Hija, no todo lo que brilla es oro, y menos si te lo están vendiendo con tanto entusiasmo».

La idea es tentadora. Imagínate: con unos $100.000 pesos chilenos (o $50 dólares para los más gringos), ya puedes decir que «posees una parte» de un departamento en Providencia, o en algún lugar igual de cool. Dicen que generas ingresos por arriendo, plusvalía y, de paso, ayudas a democratizar el mercado inmobiliario. Todo esto suena fantástico. ¿El problema? Que debajo de esa promesa reluciente hay bastantes dudas y dilemas que no podemos ignorar.

No voy a mentir, hay cosas buenas. La tokenización promete abrir el mercado a personas que antes no podían ni soñar con invertir en propiedades. Y eso de tener todo en blockchain, transparente y auditable, es música para nuestros oídos cansados de los trámites notariales del siglo pasado. Además, los tokens son líquidos: si necesitas el dinero, los vendes y listo. Hasta aquí, todo bien.

Pero (porque siempre hay un pero), hay un lado oscuro. Sin regulaciones claras, esto puede convertirse en un paraíso para la especulación, donde los que saben jugar el juego financiero (ya sabemos quiénes son) acaparan las ganancias, dejando migajas para el resto. ¿Y qué pasa con la gente común que pone su plata esperando una rentabilidad? Bueno, que podrían quedarse con un token que, un día, quizás no valga nada.

Peor aún, esta tendencia puede distraernos de los problemas reales: los precios de las propiedades siguen siendo absurdos, el acceso al crédito hipotecario es un lujo y, en general, la desconexión entre ingresos y costos de vida es gigante. Entonces, aunque los tokens suenan como algo moderno y accesible, no arreglan lo que realmente nos tiene fregados.

En nuestro país, donde el acceso a la vivienda ya es casi un chiste cruel, la tokenización parece una buena idea a primera vista. Proyectos como Reity o Asset Partner prometen rendimientos anuales del 3,5% al 11%. Y sí, suena atractivo, pero seamos realistas: esto no resuelve nada de fondo. Comprar «fracciones de propiedades» no te da una casa donde vivir. Es más como decir que tienes acciones en una empresa, pero sigues necesitando pagar arriendo.

Además, el mercado de criptomonedas es un campo minado. Su volatilidad puede ser devastadora para los pequeños inversores, y no todos están preparados para entender esos riesgos. ¿Estamos educando a las personas sobre esto? Spoiler: no mucho. Entre el optimismo del marketing y las lagunas en las leyes, hay una oportunidad gigante para que la gente termine metida en algo que no entiende del todo.

Y las inmobiliarias, ¿qué papel juegan aquí? Aunque este sistema podría ser revolucionario, también genera dudas sobre cómo afecta a los actores tradicionales. ¿Será que ahora las inmobiliarias también tienen que subirse al tren de los tokens para sobrevivir? Con los altos costos de construcción, la burocracia de los permisos y el encarecimiento de materiales, parece lógico que busquen formas creativas de financiarse. Pero si estas soluciones no se regulan, podríamos terminar con un mercado aún más desigual.

Por ejemplo, la pregunta del millón: ¿los beneficios de esta tendencia van a llegar a quienes realmente los necesitan, o solo a los inversores que pueden permitirse «jugar» con tokens? Si no lo hacemos bien, esto podría ser otra herramienta para perpetuar las desigualdades en vez de solucionarlas.

Entonces, ¿es esto bueno o malo?? La tokenización tiene potencial, pero no podemos verla como la varita mágica que solucionará todos los problemas del mercado inmobiliario. Más bien, es una herramienta interesante que podría ayudar si se implementa con cuidado. Necesitamos regulaciones claras, educación financiera y, sobre todo, un enfoque que no pierda de vista las necesidades de las personas comunes.

Porque si seguimos vendiendo humo en lugar de soluciones reales, el acceso a la vivienda seguirá siendo un privilegio para pocos, mientras el resto de nosotros seguiremos debatiendo si comprar un token de propiedad o una buena botella de vino (que, al menos, podemos disfrutar de inmediato).

La verdadera pregunta no es si la tokenización es buena o mala, sino si estamos listos para hacer que funcione en un mercado tan desigual. Y, más importante, si tenemos la voluntad de usarla para incluir, no para excluir. Porque al final del día, lo que necesitamos no son más promesas brillantes, sino soluciones que realmente construyan un futuro más accesible para todos.

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