Por: Eduardo Ricci Burgos, abogado de negocios
La construcción en Chile enfrenta un desafío creciente, esto es, la escasez de mano de obra calificada y la presión por aumentar la productividad sin sacrificar calidad ni seguridad. Este escenario convierte la gestión del talento en un elemento estratégico para la competitividad y sostenibilidad de las empresas del rubro.
Durante años, la productividad en la construcción ha sido inferior a otros sectores de la economía, afectada por procesos fragmentados, retrasos, baja especialización y rotación de personal. Sin embargo, en un mercado más exigente y regulado, mejorar la productividad ya no depende solo de maquinaria o tecnología: depende de las personas y de cómo se gestionan.
El capital humano se ha convertido últimamente en el recurso más crítico. Contar con equipos capacitados, motivados y alineados con los objetivos de la empresa es vital para garantizar la ejecución eficiente de los proyectos y la entrega de obras de calidad.
Por otro lado, se debe tener en consideración que invertir en capacitación, programas de retención y desarrollo profesional no es un gasto, es una decisión estratégica que impacta directamente en costos, plazos y satisfacción del cliente.
Por otro lado, la digitalización y la innovación tecnológica juegan un papel clave para mejorar la eficiencia laboral. Herramientas como el BIM, la gestión documental electrónica, el control de avances en tiempo real y la planificación integrada permiten, entre otros aspectos, optimizar tiempos de ejecución y coordinación de equipos, reducir retrabajos y errores en obra, y generar información confiable para la toma de decisiones.
Sin embargo, la tecnología solo alcanza su potencial si se combina con capacitación, liderazgo y cultura de compromiso.
De esta manera, y en un contexto de escasez de mano de obra calificada, la retención del talento es fundamental. Estrategias efectivas en este sentido, incluyen programas de formación continua y certificaciones profesionales, incentivos basados en desempeño y seguridad, y una comunicación transparente sobre objetivos y resultados de la empresa.
Así pues, contar con una fuerza laboral motivada y comprometida no solo aumenta la productividad, sino que también fortalece la reputación corporativa y la confiabilidad frente a clientes e inversionistas.
Por otro lado, la relación entre gestión del talento y productividad es directa, dado que cuanto más eficiente y capacitado es el equipo, más predecibles y rentables son los proyectos. Esto también permite cumplir con plazos y estándares de calidad, reduciendo riesgos contractuales, minimizar desperdicio de materiales y optimizar recursos, y alinear la operación con estándares de sostenibilidad y eficiencia, cada vez más exigidos por autoridades e inversionistas. En otras palabras, la gestión del talento no solo es un tema interno, sino que es también un factor crítico de éxito empresarial y diferenciación competitiva.
Para terminar, cabe señalar que en la construcción chilena actual, la productividad y la calidad de los proyectos dependen de la capacidad de atraer, desarrollar y retener talento calificado. No se trata únicamente de entregar obras, se trata de construir equipos fuertes, eficientes y comprometidos, capaces de sostener la operación y consolidar liderazgo en un sector que demanda innovación, profesionalismo y resiliencia.
Las empresas que comprendan esto y lo integren de manera efectiva a su estrategia general estarán mejor preparadas para enfrentar los desafíos de un mercado más exigente y competitivo.




