Por: Tracy Dustan, Commercial Manager y Real Estate Technology Bheed
Hasta hace no mucho, decir “arriendo por día” era sinónimo de departamento en la playa con toalla del Lider y sábanas con duda existencial.
Hoy, es un fenómeno económico, una apuesta seria de inversión y un modelo de negocio en expansión. Chile vive su propio boom de la renta corta, y lo hace con estilo, apps, segmentación y una demanda que no afloja ni con inflación ni con elecciones.
¿De qué hablamos cuando hablamos de renta corta? Se refiere al arriendo de propiedades por días o semanas, dirigido a turistas, viajeros de negocios, extranjeros temporales o incluso personas que necesitan un techo transitorio mientras compran o reforman su casa.
Desde Santiago centro hasta Las Condes, pasando por Reñaca, Pucón, La Serena y Puerto Varas, cada vez son más los inversionistas que prefieren departamentos pequeños, bien ubicados y con buena conectividad para destinarlos a renta corta.
Y es que un departamento arrendado por noche puede duplicar o incluso triplicar la rentabilidad mensual de uno arrendado por año, con la ventaja de que la propiedad se mantiene disponible, sin riesgos de morosidad prolongada ni conflictos de desalojo.
Un informe reciente de TocToc reveló que el interés por propiedades aptas para renta corta ha crecido más de un 30% en plataformas de búsqueda. Además, el perfil del comprador ha cambiado: ya no es solo el gran inversionista con 10 unidades, sino también el joven profesional que compra su primer departamento como una inversión Airbnb-friendly.
Solo en Chile? ¡Para nada! Esto es global. El auge de la renta corta es tendencia mundial, impulsada por la digitalización de los arriendos (hello, Booking, Airbnb, Vrbo y demás primos tech). Se suma el auge del teletrabajo y un turismo millennial más espontáneo, que prefiere la experiencia local antes que el hotel con desayuno buffet.
Ciudades como Lisboa, Ciudad de México, Medellín, Barcelona y Miami viven escenarios similares. De hecho, en algunas de ellas, la renta corta ya representa más del 20% del mercado de arriendos disponibles.
Pero no todo es espumante en la terraza! Como todo boom, la renta corta trae desafíos. El primero: la regulación. Algunas comunas ya han comenzado a discutir normativas para limitar el uso turístico de viviendas particulares. Y en el mundo, ciudades como Nueva York o París han restringido el arriendo por días si no se trata de la vivienda principal del dueño.
También existe el riesgo de saturar barrios residenciales con rotación turística, afectando el tejido comunitario o generando presión sobre los precios del arriendo tradicional.
La renta corta es una tendencia que llegó para quedarse, pero necesita políticas claras, criterios urbanos, tecnología y, por supuesto, inversión inteligente. Porque no todo depa rinde igual, no toda ubicación tiene demanda sostenida, y no todo lo que brilla es booking.
Lo que sí está claro es que Chile está en el mapa de la inversión inmobiliaria dinámica, y la renta corta es la joya del momento. Así que si pensabas que esto era solo para turistas… bueno, bienvenido al negocio del futuro.