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Expo Condominios 2025: Administradores para los edificios del futuro

El encuentro, que se celebrará en noviembre de 2025 en Las Condes, busca redefinir el papel de los administradores de edificios frente a los desafíos de la digitalización, la sostenibilidad y la convivencia en comunidades cada vez más masivas.

Por: Equipo Mercados Inmobiliarios

La administración de edificios, durante años relegada a un ámbito casi invisible de la vida urbana, empieza a ocupar un lugar central en el debate sobre la vivienda en Chile. Con miles de familias viviendo en altura y comunidades que funcionan como pequeñas ciudades, el modelo tradicional parece haberse agotado. En ese contexto se prepara Expo Condominios 2025, que se realizará el 18 y 19 de noviembre en CentroParque, Las Condes, y que se propone como un punto de inflexión para pensar el futuro de la copropiedad.

Organizado por Kastor, el evento se articula bajo un lema que funciona como advertencia y aspiración: “Edificios del 2050: Administradores a la altura”. La consigna es un llamado a rediseñar completamente el rol del administrador, que ya no puede limitarse a tareas operativas, sino que debe gestionar conflictos, velar por el mantenimiento, adoptar tecnología, impulsar sostenibilidad y proteger el valor de los inmuebles.

“Hoy, una comunidad bien gestionada no solo significa menos conflictos entre vecinos. También implica mejor mantenimiento, mayor valor de los inmuebles y menos riesgo reputacional para administradores e inmobiliarias”, explica Rafael Escobar, CEO de Kastor. Su diagnóstico se alinea con una tendencia global: la profesionalización del oficio.

La feria reunirá a administradores, comités, proveedores, desarrolladores inmobiliarios y especialistas nacionales e internacionales. Más de 90 empresas presentarán soluciones tecnológicas para la gestión de edificios, desde plataformas digitales hasta sensores IoT, herramientas de automatización del mantenimiento, sistemas de eficiencia energética y modelos de gobernanza comunitaria.

El congreso que acompaña la exposición pondrá especial énfasis en la sostenibilidad y en las nuevas exigencias normativas. El segundo día del encuentro estará marcado por la presencia de autoridades del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU). Ese día está prevista la intervención del ministro Carlos Montes, quien dictará la charla “¿Por qué era urgente una nueva Ley de Copropiedad y cómo está transformando nuestras comunidades?”, centrada en los cambios que introdujo la Ley 21.442 en transparencia y gobernanza interna. A él se sumará Doris González, secretaria ejecutiva de Condominios del MINVU, con la ponencia “De la aprobación a la práctica: la nueva Ley de Copropiedad en acción”, donde abordará los avances y nudos críticos de su implementación.

La discusión llega en un momento en que el fenómeno de vivir en altura se ha consolidado como rasgo estructural de la ciudad chilena. Los edificios crecieron, las comunidades se masificaron y los conflictos se hicieron más complejos. Ante este escenario, Expo Condominios 2025 aspira a ser algo más que una feria sectorial: busca activar un debate amplio sobre cómo deben funcionar los edificios del futuro y qué tipo de profesionales se necesita para gestionarlos.

Las inscripciones y detalles del programa están disponibles en el sitio oficial del evento.

El norte de Santiago ya no es periferia: es el nuevo eje logístico del país

Por: Tracy Dustan, Commercial Executive – AlmaSur – Procentro

Durante años, el norte de Santiago fue el patio trasero del desarrollo. Hoy, es el tablero donde se están moviendo las piezas más importantes del real estate industrial en Chile. Lampa, Colina y Quilicura dejaron de ser comunas periféricas para convertirse en el corazón operativo de las empresas que entienden que eficiencia y conectividad son sinónimos de rentabilidad.

El eje Ferrocarril Poniente, Américo Vespucio Norte y la Ruta 5 es el gran responsable de este cambio. La expansión vial, los nuevos enlaces y los accesos directos a autopistas interurbanas acortaron los tiempos y los costos que antes parecían imposibles. No es casualidad que, según Cushman & Wakefield y CBRE (2025), más del 60 % de las nuevas operaciones industriales se ubiquen a menos de 30 kilómetros del centro. Santiago ya no se expande: se reorganiza, y el norte va ganando por goleada.

Pero la historia recién empieza. Con el futuro Tren Santiago–Batuco, que conectará Quinta Normal con Valle Grande en apenas 39 minutos, el norte pasará de ser eficiente a ser estratégico. Una estación en Valle Grande no solo facilitará la movilidad: elevará la plusvalía, atraerá talento y consolidará un nodo intermodal que unirá capital y polos industriales.

A esto se suman la Radial Nororiente, que permite llegar desde Vitacura o Huechuraba al eje industrial en menos de 25 minutos, y la Autopista Orbital Norponiente, que será la nueva circunvalación exterior del Gran Santiago, conectando la Ruta 5 Norte con la Ruta 78 y ofreciendo una salida directa en Valle Grande. En conjunto, estas obras no solo mejoran los tiempos logísticos: reescriben la geografía productiva del país.

Planificación con visión, no con apuro

Lo que hoy parece una expansión natural del mercado es, en realidad, el resultado de una planificación que se adelantó una década al crecimiento. Los estudios urbanos ya proyectaban que esta zona, con suelo disponible, baja densidad y excelente conectividad, sería el escenario lógico del nuevo desarrollo industrial.

Y no se equivocaron. Hoy, el norte concentra las mejores condiciones para proyectos logísticos, tecnológicos y manufactureros de gran escala. Empresas que antes se instalaban “donde quedaba espacio”, ahora eligen estar “donde todo funciona”.

Este auge no es solo geográfico, es cultural. Habla de una ciudad que empieza a entender que crecer con orden y con visión no es un lujo, sino una estrategia de país. El norte de Santiago ya no compite con el resto: marca el rumbo de cómo debe planificarse el futuro urbano de Chile.

“Diez años construyendo comunidad: lo que aprendí entre pasillos, asambleas y sueños compartidos”

Por: Sergio Jara Rivera, CEO SOMA Holding Group. Gerente General SOMA Gestión Inmobiliaria, SOMA Defensa Legal, Qi.WAN Tecnología y Domótica, SGN y Sana Meditación. Profesor Universitario en UVM.

En abril del año 2026 mi empresa cumplirá diez años. Diez años pueden parecer poco o mucho, dependiendo de cómo se cuenten. En el mundo de la administración de edificios y condominios, equivalen a cientos de reuniones, miles de correos, incontables llamados a la medianoche y muchas más conversaciones con personas que, de una u otra forma, terminan compartiendo un mismo techo.

Cuando comencé en este oficio, no imaginaba la complejidad humana, técnica y emocional que implica administrar una comunidad. Pensaba que era, principalmente, un trabajo de números y reglamentos. Hoy sé que, si bien eso es una parte importante, el verdadero corazón de este trabajo está en la convivencia, la comunicación y la construcción de confianza.

El edificio como reflejo de la sociedad

Administrar un edificio o un condominio es mirar, en pequeño, cómo funciona una sociedad. Hay diversidad, conflicto, colaboración, injusticias, solidaridad, normas que algunos cumplen y otros no. Hay vecinos que se saludan y otros que prefieren el anonimato. Hay quienes sienten que el edificio es su casa y quienes lo ven como una inversión.

En esos contrastes se juega gran parte del rol del administrador. Somos mediadores entre lo técnico y lo humano, entre la ley y el sentido común, entre los intereses particulares y el bien común. Aprendí que las comunidades no se gestionan solo con planillas: se gestionan con empatía, criterio y paciencia.

He visto edificios donde los conflictos se resolvían en asambleas tensas que duraban hasta pasada la medianoche, y otros donde el respeto mutuo convertía la administración en un verdadero trabajo en equipo. En ambos casos, siempre hay una oportunidad de aprender: de cómo se comunican las personas, de cómo se construye comunidad y de cómo la gestión puede marcar la diferencia.

La administración profesional: mucho más que cobrar gastos comunes

Durante años, el oficio de administrar edificios fue visto como algo secundario, casi accesorio. Hoy, por fortuna, el panorama está cambiando. La profesionalización del rubro ha avanzado, y cada vez hay más formación, herramientas tecnológicas y marcos legales que fortalecen nuestra labor.

Pero también es cierto que sigue existiendo una distancia entre lo que se espera del administrador y lo que realmente puede hacer. Nos piden ser contadores, abogados, psicólogos, ingenieros y mediadores, todo a la vez. Y, de alguna forma, terminamos siéndolo.

En estos diez años he entendido que la clave no está en saberlo todo, sino en rodearse de los profesionales adecuados, mantener la humildad para aprender y tener la convicción de actuar con transparencia. La confianza no se pide, se construye día a día.

Los desafíos silenciosos

Uno de los grandes desafíos que enfrentamos los administradores es la invisibilidad del trabajo bien hecho. Cuando todo funciona, nadie lo nota; cuando algo falla, todos lo notan. Es parte del juego, ingrato por cierto.

También está la dificultad de conciliar la eficiencia con la empatía. Hay decisiones impopulares que deben tomarse para el bienestar general: subir el gasto común, exigir el cumplimiento de una norma o enfrentar a un copropietario moroso. Pero hacerlo con respeto, explicando las razones y mostrando coherencia, marca la diferencia entre una comunidad que confía y una que se fractura.

Otro desafío es el cambio constante. Las leyes, las tecnologías, los hábitos de convivencia, todo evoluciona. Hace diez años nadie hablaba de paneles solares en condominios, de cámaras inteligentes o de aplicaciones para votaciones en línea. Hoy son parte de la conversación cotidiana. Adaptarse, sin perder el trato humano, es el reto permanente.

La gente detrás de las puertas

Podría hablar de balances, mantenciones y asambleas, pero lo más valioso que me deja esta década son las historias. La vecina que me llamó a agradecer porque por fin se reparó una filtración que llevaba años sin solución. El conserje que me enseñó más sobre liderazgo que cualquier curso. El comité que confió en mi empresa cuando recién comenzaba sólo.

Cada comunidad tiene su propio pulso, su propio carácter. Algunas funcionan como familias grandes; otras, como pequeñas empresas. En todas hay algo en común: las personas. Y, por encima de todo, el deseo de vivir tranquilos, de sentirse seguros y de que su aporte sea reconocido. Aprendí que una comunidad no se mide solo por sus metros cuadrados o su presupuesto, sino por su capacidad de cuidar lo que tiene y mejorar lo que falta.

El valor de decir la verdad

En este trabajo, la verdad puede incomodar, pero siempre libera. He aprendido a decir lo que se debe decir, incluso cuando no conviene. Explicar por qué el gasto común sube, por qué una decisión técnica es necesaria o por qué un proyecto no se puede ejecutar.

La transparencia es un hábito, no un discurso. Las comunidades detectan rápidamente la incoherencia, y una vez que la confianza se quiebra, cuesta mucho reconstruirla.

A veces, la mejor forma de cuidar una comunidad es decir “no”. No a un gasto innecesario, no a una excepción injusta, no a una decisión apresurada. Decir “no” también es una forma de protegerse.

Modernizar sin perder el alma

La tecnología ha sido una gran aliada en los últimos años. Digitalizar procesos, automatizar pagos, llevar control en línea o usar plataformas de comunicación ha permitido hacer más eficiente la gestión.

Pero la administración sigue siendo un trabajo de personas. Ninguna app reemplaza una conversación a tiempo o una visita al terreno. La pantalla ayuda, pero el vínculo lo construye el contacto humano.

En SOMA Gestión Inmobiliaria aprendimos que la modernización es necesaria, pero que debe ir acompañada de presencia, de mirada directa y de compromiso con cada comunidad. Porque la confianza no se programa, se gana.

Los momentos difíciles

También hubo momentos duros. Comunidades complicadas, decisiones que no resultaron, errores que dolieron. Este oficio enseña humildad. Aprendí a pedir disculpas, a corregir rumbos y a aceptar que no todo se puede controlar.

La pandemia, por ejemplo, puso a prueba nuestra capacidad de gestión y de humanidad. Administrar en ese contexto fue un ejercicio de equilibrio: mantener los servicios funcionando, cuidar la salud del personal, atender las urgencias y, sobre todo, contener a las personas.

Fueron tiempos que dejaron huella. Y también demostraron que, en los edificios, la solidaridad existe. Que los vecinos pueden cuidarse entre sí. Que, al final del día, todos queremos lo mismo: sentirnos acompañados.

El oficio que nunca se termina de aprender

A los diez años, puedo decir que sigo aprendiendo. Cada comunidad enseña algo nuevo: sobre convivencia, liderazgo, gestión o simplemente sobre paciencia.

He aprendido que el rol del administrador no es mandar, sino servir. No es imponer, sino orientar. Y que el verdadero éxito no está en tener más edificios a cargo, sino en tener comunidades más tranquilas, más ordenadas y más humanas.

Cuando comencé SOMA, mi meta era construir una empresa profesional, seria y cercana. Con los años entendí que eso también significaba acompañar procesos de cambio, adaptarse, y crecer junto a las personas que confían en uno.

Mirar hacia adelante

Hoy el rubro enfrenta nuevos retos: la escasez de personal calificado, la alta rotación de comités, los costos crecientes, la burocracia, y la necesidad de modernizarse sin deshumanizarse.

Pero también hay una oportunidad: la de dignificar la profesión, de mostrar que la administración de comunidades es una tarea clave para la calidad de vida urbana.

Chile vive un proceso de densificación creciente, y los edificios son el nuevo espacio social. Aprender a vivir juntos, con respeto y organización, es quizás uno de los mayores desafíos culturales de nuestra época. Y ahí estaremos los administradores, en primera línea, haciendo que eso funcione.

Una década que deja huella

Diez años después, sigo sintiendo la misma responsabilidad del primer día: la de cuidar lo que otros valoran. No siempre es fácil, pero sigue siendo profundamente gratificante.

He aprendido que la administración es, en el fondo, un oficio de servicio. Que las planillas y los presupuestos son solo herramientas para algo más grande: la convivencia.

Y que detrás de cada portón eléctrico, de cada asamblea, de cada decisión técnica, hay personas. Personas que confían, que se frustran, que esperan.

Por ellas vale la pena seguir aprendiendo, mejorando y construyendo comunidad.

“Purga del SII”: no todas las irregularidades son intencionales, pero todas pueden tener consecuencias

Por: Eduardo Lara, abogado Departamento Asistencia Deudores del estudio jurídico Alfaro & Madariaga

El Servicio de Impuestos Internos (SII) inició en octubre una fiscalización masiva que podría afectar a miles de contribuyentes en todo el país. Muchos de ellos no son grandes evasores ni empresas con estructuras complejas; son personas comunes que, sin saberlo, podrían haber incurrido en movimientos bancarios que hoy están bajo la lupa.

Según el reporte entregado por 14 instituciones financieras, al 14 de agosto de este año se registraron 165.571 contribuyentes con movimientos sospechosos, que suman más de 62 millones de abonos por un monto total que supera los $15 billones. De ellos, el 72% corresponde a personas naturales y el 28% a empresas.

Esta fiscalización se enmarca en la Ley de Cumplimiento de las Obligaciones Tributarias, que exige a las instituciones financieras a informar al SII cuando un titular de cuenta recibe más de 50 transferencias en un mes o 100 abonos en un semestre, siempre que provengan de distintas personas o entidades. 

Después de analizar los primeros casos, observamos que el SII clasificó las situaciones en tres grupos:

  1. Quienes no han formalizado su inicio de actividades.
  2. Aquellos que sí lo hicieron, pero presentan transferencias sin respaldo contable o tributario.
  3. Y un tercer grupo, conformado por personas que no tienen ninguna justificación para sus movimientos, quienes serán citadas directamente por el servicio.

Lo cierto es que no todas las irregularidades son intencionales, pero todas pueden tener consecuencias. En muchos casos, las transferencias provienen de pagos informales, ayudas familiares o actividades esporádicas que nunca se declararon correctamente. Y aunque no haya dolo, el SII podría aplicar sanciones o incluso iniciar procedimientos de auditoría más profundos.

Ante esto, el consejo es actuar con anticipación. Si ya recibió una notificación o sospecha de que podría estar en los registros del servicio, no se quede de brazos cruzados. Aún está a tiempo de ordenar sus cuentas, revisar su información bancaria y preparar la documentación necesaria para demostrar el origen de los fondos.

Esta “purga del SII”, como algunos la han llamado, puede ser vista como una amenaza, pero también como una oportunidad para regularizar su situación fiscal y evitar problemas mayores a futuro. Profesionalizar la gestión contable, apoyarse en asesoría experta y mantener registros claros ya no es una opción: es una necesidad.

Los municipios están incapacitados para ejercer sus funciones     

Por: Patricio Herman Pacheco, Fundación Defendamos la Ciudad

El pasado 8 de noviembre se celebró el Día Mundial del Urbanismo, instancia que promueve la planificación en las ciudades para que siempre tenga preeminencia el interés público en las políticas sectoriales de las mismas. Está claro que en Chile, donde la planificación existe solo en el papel y en los buenos deseos de algunos ilusos, opera solo el libertinaje para que los especuladores apitutados, vía grotescas interpretaciones legales, obtengan lucros violando los planes reguladores comunales (PRC), cuyos custodios son los municipios.   

A continuación damos a conocer algunos ejemplos de las incompetencias de muchos de sus alcaldes, directores de obras municipales (DOM) y concejales y en tal sentido se debe saber que en la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC) se establecen, con suma claridad, las características de los distintos tipos de equipamientos, conforme a sus cargas de ocupación, los que se clasifican como mayor, mediano, menor y básico. Estos, como es obvio, se relacionan directamente con las vías que pueden enfrentar, las que a su vez son, expresas, troncales, colectoras, de servicio y locales. 

En nuestra experiencia hemos detectado infinidad de «errores» que cometen esos DOM con sus elaboraciones de los Certificados de Informaciones Previas (CIP) que les entregan a quienes desean solicitar anteproyectos de construcción en las diferentes comunas del país, dejándose en claro que dichos CIP no generan derechos a sus poseedores, llamándonos la atención que en el PRC de Concón existen 27 vialidades clasificadas como troncales, en circunstancias de que no lo son, con lo cual los propietarios de los predios que las enfrentan, con esta ocurrente trampa, están habilitados para construir equipamientos mayores, luego edificaciones más voluminosas y por ende más rentables. 

Esta anómala situación, verdadero ardid del municipio, fue denunciada por la fundación Defendamos la Ciudad en octubre de 2023, con ingreso N° 167.211, en la Contraloría General de la República, pues esas calles son solo colectoras y algunas hasta de servicio que limitan los negocios de construcción. El ente fiscalizador nos informó que está investigando la situación expuesta y estamos atentos a su resultado.      

Pues bien, con el arquitecto Mauricio Zulueta (QEPD) y con el abogado Rodrigo Avendaño, nuestra fundación se vio en la necesidad de exigir, en todos los servicios de la administración de Valparaíso, el cumplimiento de la regulación urbana, referida al tipo de vía que tenía que enfrentar, según su carga de ocupación, el millonario proyecto mall Barón de la Empresa Portuaria Valparaíso (EPV) y Falabella, ya que el mismo era mayor y por lo tanto debía enfrentar una vía expresa o troncal. Diversas organizaciones sociales y otros también se oponían al proyecto por idéntica razón, pero como el lobby ejercido por los interesados era muy convincente, la DOM otorgó el permiso de edificación, sabiendo que no lo podía hacer. Este caso llegó a la Corte Suprema, instancia que falló conforme a derecho, es decir, anulando el permiso. 

Con anterioridad nos hemos referido a lo que acontece con el anteproyecto de un supermercado en Zapallar, en donde hemos explicado con lujo de detalles la relación directa que debe haber entre cada proyecto, según su propia característica, con el tipo de vía que enfrenta. En este caso la DOM había dicho que la calle era de servicio exclusivamente para posibilitarlo, en circunstancias de que era local. Naturalmente el anteproyecto autorizado por ella lo debió haber invalidado, lo que no ocurrió y como la polémica continúa, el titular del negocio fue a los tribunales de justicia, los que, suponemos, deberán emitir sentencia conforme a lo establecido en la OGUC.          

En fecha 31/10/2025, con ingreso N° E143557/2025, la misma fundación tuvo que poner en conocimiento de la Contraloría las razones por las cuales se producen atochamientos vehiculares en los alrededores del equipamiento deportivo Claro Arena de la Universidad Católica, pues la DOM de Las Condes cometió el mismo y reiterativo error. Le señalamos al ente fiscalizador que revisado el permiso de edificación N° 105/2016 y un CIP erróneo, se concluyó que este equipamiento mayor debía enfrentar obligatoriamente una vía troncal o expresa, lo que no aconteció, razón más que suficiente para que próximamente la Contraloría exija el cumplimiento del marco regulatorio.  

Se debe destacar, como un hecho positivo, que el dirigente vecinal, ingeniero civil y perito judicial, Juan Pablo Salinas, quien es uno de los miles de perjudicados por los flujos vehiculares de los asistentes a Claro Arena, también denunció en la Contraloría y ante el propio ministro de Transporte y Telecomunicaciones, esta falta de servicio del municipio de Las Condes, resultando hasta divertido que el alcalde de Peñalolén esté impulsando el millonario proyecto inmobiliario «Hijuelas Quilín» de 38 edificios de 9 pisos c/u, en conocimiento que en esa zona el PRC contempla una altura máxima de 4 pisos, materia radicada en Contraloría y en la Seremi Minvu, órganos de la administración que aún no se pronuncian.   

El Plan Regulador Intercomunal Costero Tarapacá (PRICT) fijó en la comuna de Iquique que ciertos sectores urbanos están afectos a riesgos por inundación y cuando Defendamos la Ciudad conminó al DOM, en orden a que debía invalidar unas cuantas decenas de CIP, anteproyectos y permisos de edificación mal cursados en esas zonas, se le respondió que ello no era posible porque las normas de dicho PRICT se incorporan en el nuevo PRC en trámite. Con ese tipo de simplona contestación se evidenció que ese funcionario desconoce el artículo 38 de la Ley General de Urbanismo y Construcciones (LGUC) que ordena la incorporación automática de sus normas en los PRC.  

Por este motivo, con fecha 02/01/2025, la Contraloría a través de su dictamen N° 310/2025, se dirigió al alcalde Mauricio Soria, para que respetándose la ley, se dejaran sin efecto esos actos administrativos ilegales. Quienes han intervenido como denunciantes en este viciado episodio ha sido el abogado y candidato a diputado, Enzo Morales, y el empresario, Manuel Palacios, baluartes iquiqueños que constataron el desacato municipal y por ello el 23/10/2025, le expresamos a la Contraloría que su dictamen y los siguientes sobre esta materia, a la fecha no han producido efecto.  

El puntudo y capacitado vecino de Las Condes, Lorenzo Opazo, denunció en la Contraloría que algunas autoridades de esta municipalidad se acogen al denominado Programa para Mejorar la Gestión, lo cual es indicativo de que esas personas carecen de los suficientes conocimientos para ejercer sus roles. En rigor, esta curiosa política es para aumentar los ingresos de quienes logran las metas establecidas por los mismos y en el año 2024 el 100% de esas autoridades obtuvieron tales jugosos premios. Asimismo destacamos la iniciativa de la empresaria Paula Behnke, quien acusó formalmente en el Colegio de Arquitectos, a uno de sus miembros, por cometer éste prácticas indebidas en el ejercicio de su condición de revisor independiente en un proyecto localizado en la comuna de Pudahuel.       

Por lo relatado, para que las normas urbanas se puedan respetar, le formulamos un llamado al arquitecto Yuri Rodríguez, DOM de Casablanca, para que, como presidente de la respectiva asociación gremial, tome cartas en el asunto, pues así se podría evitar la repetición de las prácticas corruptas en los otorgamientos de permisos y en tal sentido, si queremos mejorar la institucionalidad, habría que llevar a cabo una reingeniería en las díscolas municipalidades, las que curiosamente se autodesignan como «ilustres» y el gobierno central, entre otras medidas, debiera impulsar un más alto gravamen del que existe, para los terrenos urbanos sin edificación y que las plusvalías producidas con los cambios en las reglas del juego, se destinen, por lo menos parcialmente, para obras que beneficien a las comunidades.   

Finalmente, podría seguir dando cuenta de innumerables hechos engañosos, pero el espacio lo impide y muchos se preguntarán porqué este columnista es el único que informa con publicidad este tipo de situaciones venales y la respuesta es muy simple: por la sencilla razón de que no tengo relaciones con la clase política, la que, de una u otra forma, tolera la corrupción y porque el mercado debe funcionar con privados que respeten las leyes, pues en sentido contrario, no existe una sana competencia y los más pillos son los que obtienen beneficios indebidos.  

Casos de construcción industrializada marcan el avance hacia una vivienda más eficiente y sostenible en Chile

Los proyectos “Pequeños Condominios en CLT” y “DS-49 San Gerónimo Sur” muestran cómo la industrialización y el uso de materiales sostenibles permiten reducir tiempos de ejecución y elevar los estándares de eficiencia energética en el país.

Por: Equipo Mercados Inmobiliarios

La construcción industrializada avanza con fuerza en Chile como respuesta a desafíos urgentes, entre ellos el déficit habitacional, la eficiencia energética y la necesidad de procesos más sustentables. Diversas iniciativas impulsadas por la colaboración público-privada y el desarrollo tecnológico comienzan a dar resultados concretos, con proyectos que ya exhiben mejoras en plazos, calidad y sustentabilidad.

Uno de los casos destacados es el proyecto “Pequeños Condominios en CLT”, desarrollado por CENAMAD y Tallwood, que consiste en la fabricación y montaje de doce módulos tridimensionales de madera contralaminada (CLT). Las unidades, completamente equipadas en fábrica y transportadas para su instalación final, permiten construir tres viviendas sociales DS49 en apenas tres semanas.

La iniciativa fue reconocida entre los tres primeros lugares del concurso MINVU–CChC 2023, orientado a promover soluciones de densificación predial. Además, se distingue por ser el único proyecto premiado que utiliza estructuras renovables de madera, aportando a la meta de reducir la huella de carbono en el sector habitacional.

Según Liset Sapaj, jefa del Área de Especificaciones de Volcán y arquitecta de la Pontificia Universidad Católica con postgrado en Arquitectura Sustentable, este tipo de desarrollos “demuestran que es posible combinar innovación, velocidad constructiva y sustentabilidad sin sacrificar calidad”.

La ejecutiva de la empresa chilena que elabora soluciones constructivas sostenibles agrega que “la industrialización permite optimizar materiales, acortar los plazos y asegurar un mejor desempeño térmico, lo que beneficia tanto a las familias como al medioambiente”.

Otro referente es el proyecto DS-49 San Gerónimo Sur, ubicado en la Región del Maule, donde se aplicó un sistema Infill de pórticos de hormigón con elementos prefabricados, en colaboración con Baumax e Inmobiliaria IFAI Grupo Flesan. Este modelo busca acelerar la ejecución de edificaciones de vivienda social manteniendo altos estándares estructurales y de eficiencia.

“Ambas experiencias reflejan el potencial de la construcción industrializada para acortar brechas en el acceso a la vivienda y mejorar la productividad del rubro, un camino donde la innovación técnica y la coordinación entre actores públicos y privados serán claves para su consolidación en Chile”, puntualiza Sapaj.

El nuevo ciclo inmobiliario. Cómo adaptarse a un mercado más lento y más exigente

Por: Eduardo Ricci Burgos, abogado de negocios

El sector inmobiliario está viviendo uno de los momentos más complejos de las últimas dos décadas. Después de un largo período de expansión sostenida, marcado por tasas de interés bajas, alta demanda y valorización continua de los activos, hoy enfrentamos un cambio estructural. Ya no se trata solo de una desaceleración coyuntural, pues el mercado ha entrado en una nueva etapa, más lenta, más selectiva y profundamente diferente.

La inflación, las restricciones crediticias, los mayores costos de construcción y un consumidor más racional han modificado las reglas del juego. Sea en forma definitiva o solo transitoria, lo cierto es que en este nuevo entorno, las estrategias que antes garantizaban éxito ya no bastan. Las empresas que no ajusten su modelo de negocio y gestión corren el riesgo de perder competitividad o incluso desaparecer.

Durante años, el crecimiento del mercado permitió operar con modelos centrados en la oportunidad más que en la eficiencia. Hoy, el escenario obliga a profesionalizar cada decisión, desde la adquisición de suelos hasta la definición de productos, el pricing y la estructura de financiamiento.

Esta nueva realidad demanda en consecuencia una mirada más integral y de largo plazo. Los márgenes son más estrechos y el acceso al crédito más limitado; por tanto, la capacidad de planificación, control y análisis de riesgos se vuelve un activo estratégico, en donde las empresas que logren alinear sus áreas técnicas, comerciales y financieras bajo una gobernanza sólida podrán navegar mejor este ciclo.

Lo cierto es que el comprador también ha cambiado, y en donde ya no basta con ofrecerla ubicaciones atractivas o promesas de plusvalía. Hoy, el cliente busca certeza, transparencia y respaldo. En un contexto de incertidumbre económica, la decisión de invertir en una vivienda se vuelve más reflexiva y comparativa.

Por ello, construir confianzas se ha transformado en la principal ventaja competitiva. Las empresas que comunican de forma transparente, cumplen sus plazos, mantienen estándares de postventa y respetan sus compromisos contractuales no solo venden más, sino que consolidan reputación a largo plazo.

Por otro lado, la digitalización ofrece herramientas que el sector aún aprovecha de forma limitada. La gestión de datos, el análisis del comportamiento de clientes y el uso de tecnologías como BIM o CRM avanzados permiten optimizar decisiones y anticipar escenarios.

Del mismo modo, la colaboración entre actores tales como los desarrolladores, constructoras, bancos, proveedores y municipios, será clave para reducir fricciones, mejorar la productividad y generar valor compartido. Este es el momento de pasar del enfoque transaccional al enfoque colaborativo en toda la cadena inmobiliaria.

Este nuevo ciclo no debe verse como una amenaza, sino como una oportunidad para reordenar el sector sobre bases más sostenibles. Aquellos que entiendan que la rentabilidad futura dependerá de la gestión eficiente, la innovación, el cumplimiento normativo y la transparencia estarán mejor posicionados, pues el mercado ya no premia la rapidez, sino la consistencia. No basta con construir edificios: hay que construir confianza, procesos y equipos preparados para un entorno donde cada decisión cuenta.

Así pues, el nuevo ciclo inmobiliario en nuestro país no será de expansión acelerada, sino de consolidación estratégica. Y eso puede ser una buena noticia, ya que significa que sobrevivirán y prosperarán quienes realmente comprendan que el negocio inmobiliario, en su esencia, es un negocio de gestión, de personas y de confianza, y no solo de construir metros cuadrados aceleradamente.

Bbosch destaca ventajas del acero galvanizado para la construcción de una ciudad sostenible

La compañía nacional participó en la feria “Two Days Corrosion”, explicando cómo este elemento aplicado en caliente protege estructuras, reduce costos de mantención y aporta soluciones sostenibles.

Por: Comunicado de Prensa

La empresa chilena Bbosch, líder en soluciones integrales para la industria metalmecánica, eléctrica y de la construcción, participó en la última feria “Two Days Corrosion”, celebrada recientemente en el Hotel Best Western Premier Marina, en Santiago. La cita, que fue organizada por la Universidad de Santiago (USACH), la Association for Materials Protection and Performance (AMPP-Chile) y la Armada de Chile, congregó a representantes de distintos países de Latinoamérica relacionados con el sector del acero.

“Para nosotros es importante haber participado en este evento considerado uno de los más relevantes en esta materia”, comentó Felipe Almonacid, gerente comercial de Bbosch y presidente del Círculo de Galvanizadores de ASIMET, entidad gremial que durante el encuentro promovió el uso de este material como una alternativa eficiente, duradera y sustentable frente a la corrosión.

“Tuvimos la oportunidad de exponer sobre los avances en galvanizado en caliente y su aplicación en sectores como energía, transporte, minería y construcción”, agregó el ejecutivo.

Almonacid destacó el rol clave que juega el acero galvanizado en la infraestructura sostenible del país, explicando que “en caliente” permite que las estructuras metálicas alcancen una vida útil superior a 50 años, con un mantenimiento mínimo: “Esto se traduce en obras más seguras, duraderas y con menor impacto ambiental” aseguró, agregando que la corrosión, y su afectación a la seguridad, durabilidad y costo de infraestructura, puede ocasionar costos equivalentes hasta un 3% del PIB nacional de acuerdo a estimaciones internacionales.

También explicó que la resistencia del acero galvanizado frente a la corrosión ofrece una alternativa especialmente eficiente en entornos complejos, como zonas costeras o de alta humedad, donde el deterioro de los materiales representa un desafío permanente. “En un país con una geografía extensa y condiciones extremas como Chile, esta tecnología ofrece ventajas técnicas y económicas para proyectos de largo plazo”, precisó.

La feria “Two Days Corrosion” fue un punto de encuentro para analizar las tendencias globales en protección anticorrosiva, indicando la necesidad de establecer estándares comunes de calidad y certificación en la región. En ese contexto, participantes como Bbosch y el Círculo de Galvanizadores presentaron casos de éxito de infraestructura galvanizada en Chile, entre ellas torres eléctricas, estructuras industriales y componentes para puentes.

“Chile cuenta con la capacidad técnica y operativa para fabricar y galvanizar estructuras de gran escala. Nuestra red de cinco plantas distribuidas en distintas regiones nos permite dar soporte integral a proyectos públicos y privados, tanto en etapas de diseño como en ejecución”, subrayó Almonacid.

Finalmente, el experto mencionó la importancia de la colaboración entre academia, industria y organismos públicos para acelerar la adopción de soluciones estructurales sostenibles, puntualizando que “ese trabajo en equipo facilita que estas tecnologías se conviertan en políticas de infraestructura a nivel nacional”.

Los tres barrios más caros de Santiago: Lo Curro, Santa María de Manquehue y Jardín del Este lideran el lujo inmobiliario

Un estudio de la consultora Colliers revela que las zonas más exclusivas de la capital chilena se concentran en Vitacura, donde el metro cuadrado supera los $5 millones y las propiedades arrancan en 40 mil UF.

Por: Equipo Mercados Inmobiliarios

En Santiago, el lujo tiene dirección y apellido. Lo Curro, Santa María de Manquehue y Jardín del Este se consolidan como los barrios más caros de la Región Metropolitana, según un análisis reciente de la consultora Colliers. Las tres zonas pertenecen a la comuna de Vitacura, reconocida por su alto poder adquisitivo, su entorno verde y su exclusividad urbana.

Vitacura es la comuna más exclusiva y cara de Chile, donde probablemente se concentra el mayor poder adquisitivo del país y residen algunas de las fortunas más altas. Es también la única comuna sin campamentos, lo que refleja su nivel socioeconómico”, detalla el informe.

El metro cuadrado del lujo

De acuerdo con el estudio, el valor promedio del metro cuadrado en estos barrios bordea las 130 UF, es decir, más de $5 millones chilenos. Las viviendas, en su mayoría amplias y con terrenos generosos, parten desde las 40.000 UF y pueden superar las 80.000 UF, dependiendo de su ubicación y características.

Sergio Correa, gerente inmobiliario de Colliers, explica que “este nivel de precios responde a una combinación de factores únicos: ubicación estratégica con acceso directo a Costanera Norte, baja densidad, entornos naturales consolidados, paisajismo cuidado y servicios premium como colegios internacionales, restaurantes de alta gama y centros comerciales exclusivos”.

Un mercado pequeño, pero poderoso

La oferta de viviendas en estas zonas es reducida: apenas unas quinientas propiedades disponibles, lo que representa menos del 1% del stock total de la Región Metropolitana. Sin embargo, ese pequeño porcentaje concentra una parte significativa del valor inmobiliario total de Santiago.

“Se trata de un segmento consolidado, orientado a compradores que buscan exclusividad, privacidad y una ubicación estratégica”, puntualiza el informe.

Menos dinamismo, más selectividad

El estudio también evidencia una desaceleración en las ventas. Las transacciones han caído y el tiempo de permanencia de las propiedades en oferta se ha extendido. “La velocidad de venta se redujo cerca de un 50%. Antes se vendía más de media unidad por mes; hoy los proyectos apenas alcanzan un tercio de unidad mensual”, detalla Colliers.

Entre las causas, la firma menciona las restricciones crediticias, el encarecimiento del financiamiento y la mayor cautela en las decisiones de compra. Aun así, la demanda sigue presente, aunque con un perfil más selectivo.

“Las decisiones son más reflexivas y responden a criterios de estilo de vida y consolidación patrimonial. La urgencia por comprar ha disminuido y las negociaciones son más cuidadosas”, señala Correa.

Un símbolo de estatus que resiste

Pese al contexto económico, los barrios de Vitacura siguen siendo un referente aspiracional para el mercado inmobiliario chileno. “Vitacura continúa siendo sinónimo de exclusividad y alta calidad de vida, aunque el mercado de lujo enfrenta desafíos: menor dinamismo, ajustes de precios y una oferta concentrada en proyectos de gran tamaño y diseño innovador”, advierte el ejecutivo.

Para Colliers, la recuperación de este segmento dependerá de la estabilidad económica y del acceso al crédito hipotecario, pero todo indica que Lo Curro, Santa María de Manquehue y Jardín del Este seguirán marcando el pulso del lujo inmobiliario en Santiago.

Urbanismo y ciudades nutritivas

Por: Francisco Vergara Director del Núcleo de Investigación Centro de Producción del Espacio Universidad de Las Américas.

Es el Día del Urbanismo 2025 y conviene abandonar la comodidad del plano neutro de un urbanismo normativo para mirar las ciudades chilenas desde el hambre, otra forma espacial de la desigualdad. La seguridad alimentaria desvela territorios de nutrición interrumpida, donde el acceso no se resuelve con distancias isócronas, sino en ensamblajes cotidianos de ferias, supermercados, ingresos, género, cuidados y trayectorias barriales.

Ese paisaje gastronómico, heterogéneo y cambiante, no calza con los mapas rutinarios de la segregación; exige marcos situados y técnicas sensibles a la variación espacial de los determinantes, capaces de leer cómo la accesibilidad y sus mediaciones cambian de escala y de barrio.

Aquí emerge una noción insistente: la ciudad nutritiva. Esta idea se puede ver como un proyecto territorial que articula producción, distribución y consumo con gobernanza urbana, poniendo el metabolismo alimentario como problema de justicia espacial, como un desafío a considerar desde el urbanismo. Las aproximaciones de sistemas alimentarios regionales ofrecen un andamiaje útil para ello: conectar el abastecimiento con la planificación, evitando confinarlas a políticas sectoriales y reconociendo la centralidad del lugar y del caminar —el derecho a una proximidad practicable— en la experiencia alimentaria.

Cómete-tu-ciudad (Eat-your-city) nombra, en este registro, una ética urbana concreta: diseñar la ciudad para comer bien aquí y ahora. Significa proteger y amplificar activos comunitarios: ollas comunes y ferias libres como infraestructura social de bajo costo y alto impacto nutricional, urbanístico y cohesivo de las comunidades. A la vez, someter a escrutinio los circuitos modernos de provisión que, en nombre de la eficiencia, vacían de afecto la experiencia diaria del comer, expulsando o bien precarizando principios urbanos que sostienen la nutrición cotidiana. También implica metodologías comparables, replicables y transparentes que reduzcan la arbitrariedad del diagnóstico y permitan orientar intervenciones con trazabilidad pública para producir ciudades nutritivas.

Este horizonte convive con mutaciones aceleradas en los modelos de negocio alimentario. La financierización de los servicios de comercio barrial en cadenas multinacionales de provisión tienen el poder de reescribir la forma de organizar el espacio comunal y apretar las posibilidades de supervivencia de los locales de barrio, obligándoles a abrazar la capacidad de rentabilidad como norte principal más que como soportes de reproducción social. La ciudad-portafolio también amenaza la seguridad alimentaria. 

Urbanismo y seguridad alimentaria, entonces, como una misma praxis permiten leer la heterogeneidad territorial y ensayar escenarios posibles anclados en el lugar para convertir conocimiento en agencia, y ensamblar regulaciones, infraestructuras y cuidados que garanticen que cada barrio pueda literalmente comerse su ciudad. Esa es la medida de una ciudad nutricional justa.  

16/11/2025 19:48
Domingo 16 de Noviembre de 2025
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