Por: Eduardo Ricci Burgos, abogado de Negocios COHLERS+PARTNERS
En el sector inmobiliario, el greenwashing se manifiesta, normalmente, a través de diversas prácticas engañosas o simplemente inductivas de error, que queriendo o sin querer queriendo, pretenden presentar proyectos como sostenibles, sustentables, ecológicos, “verdes”, respetuosos con el medio ambiente, etc., sin que realmente cumplan con los estándares ambientales requeridos para ello.
A continuación, les comparto algunos ejemplos específicos de alerta de greenwashing que pueden ser detectados en esta industria:
1. Promocionar proyectos como «ecológicos», “verdes”, “sostenibles” o “sustentables” simplemente porque incluyen características superficiales, como la instalación de cargadores para autos eléctricos o el uso de materiales reciclados en pequeñas proporciones. Sin embargo, estos atributos no son suficientes para calificar un proyecto como verdaderamente sostenible, sustentable o ecológico; menos “verde”, ya que no abordan el impacto total de la construcción en el medio ambiente.
2. Usar publicidad engañosa o inductiva a creer ciertos elementos como relevantes en materia de sustentabilidad, sostenibilidad o ecológicos, y en donde se utilizan imágenes y descripciones que sugieren un compromiso con la sostenibilidad, como el uso de colores verdes y símbolos de naturaleza, gotas de agua, raíces creciendo firmes y fuertes, etc., todos ellos efectos visuales sugerentes sin que haya un respaldo real en las prácticas de construcción o en el uso de recursos. Esto crea, en definitiva, una percepción falsa de responsabilidad ambiental.
3. Afirmar y publicitar que el proyecto es sostenible, sustentable, ecológico, etc., pero no cuenta con certificaciones reconocidas que respalden estas afirmaciones. Esto genera confusión entre los consumidores que buscan opciones verdaderamente ecológicas, ya que no pueden verificar la autenticidad de las afirmaciones.
4. Promesas de eficiencia energética en que se presenta el inmueble o proyecto como altamente eficiente en el uso de energía, pero que en realidad no implementa tecnologías efectivas para reducir el consumo energético a largo plazo. A menudo, se destacan características como ventanas de doble acristalamiento o sistemas de calefacción eficientes, sin un análisis completo de la huella de carbono del proyecto.
5. Uso de etiquetas que sugieren que el proyecto es «100% ecológico» o «hecho de materiales reciclados», pero sin proporcionar información clara sobre qué significa eso en términos de impacto ambiental real. Esta falta de claridad puede llevar a los consumidores a creer que están tomando decisiones sostenibles cuando, en realidad, no es así.
En conclusión, el greenwashing en el sector inmobiliario representa un desafío significativo tanto para los consumidores como para los profesionales inmobiliarios comprometidos con la sostenibilidad real. Las prácticas engañosas y las afirmaciones superficiales sobre la sostenibilidad, sustentabilidad y ecología de los proyectos no solo distorsionan la percepción pública, sino que también socavan los esfuerzos genuinos por reducir el impacto ambiental en la construcción. Es esencial que tanto los desarrolladores como los compradores sean más críticos y exijan pruebas verificables de estas características, evitando caer en la trampa de las falsas promesas y contribuyendo así a un desarrollo inmobiliario más responsable y transparente.