El inversionista chico se está bajando del carro (y con razón)

Por: Tracy Dustan, Commercial Manager y Real Estate Technology Bheed

Hubo una época dorada —no tan lejana— en la que bastaba con tener algo de ahorro, una buena charla con el ejecutivo del banco y cotizaciones al día para lanzarse al mundo de la inversión inmobiliaria. Comprar en blanco, arrendar al rápido, y vender con plusvalía. Era el nuevo sueño chileno.

Hoy, ese mismo inversionista chico —profesionales de clase media, independientes y jóvenes con espíritu emprendedor — se está bajando del carro. No porque no quiera invertir, sino porque ya no le da. La UF no para, las tasas hipotecarias están más altas que nunca y los arriendos, aunque suben, no alcanzan para cubrir los costos reales de tener una propiedad como activo.

Y es que la promesa de “invierte ahora y gana después” se está desinflando como globo de cumpleaños al día siguiente. Porque ahora el “después” viene con gastos comunes, contribuciones, seguros, vacancia, comisión, impuestos y un Excel que termina en rojo por mucho que uno intente maquillarlo.

La rentabilidad ha caído a niveles que hace cinco años serían motivo de risa en cualquier charla de inversión. Y eso sin considerar el sobrestock de departamentos en comunas donde se construyó sin freno, sin lógica, y sin preguntarse si había demanda real o solo fe ciega en el ciclo.

Antes, bastaba con reservar un departamento y esperar que subiera su valor antes de la entrega. Hoy, en cambio, muchos se encuentran con proyectos que se atrasan, que no logran su recepción, o que simplemente no suben su valor. Y ahí está el inversionista, atrapado con una promesa que no vale más… pero sí cuesta más.

¿Y el arriendo? Sí, ha subido. Pero también lo han hecho los requisitos, la rotación de inquilinos y los tiempos vacíos. Hoy arrendar ya no es pasivo ni automático. Es casi una pyme. Hay que administrar, supervisar, negociar y, a veces, rezar para que el arrendatario no deje el departamento convertido en campo de batalla.

Mientras tanto, el discurso oficial sigue vendiendo humo: “la inversión inmobiliaria es segura”. Pero segura… ¿para quién? Porque para el inversionista chico, el que no compra al contado ni tiene 10 propiedades, hoy es más seguro quedarse mirando desde la vereda.

Y eso es un problema, porque ese inversionista chico no es un especulador salvaje. Es clase media tratando de construir patrimonio. Es gente que creyó el cuento del ahorro inteligente. Y ahora, está desilusionada, endeudada o simplemente aburrida de un mercado que ya no juega a su favor.

Hoy ser inversionista inmobiliario es como volver con tu ex: antes daba resultados, ahora solo da ansiedad.

El desafío —para bancos, inmobiliarias y gobiernos— es reencantar a ese segmento. Con productos reales, no con promesas de folleto. Con tasas razonables, mecanismos de protección, y proyectos diseñados con más cabeza y menos render.

Porque si el inversionista chico se baja del carro… ¿quién lo empuja después?

Facebook
Twitter
WhatsApp
LinkedIn
junio 19, 2025 6:08 pm
Jueves 19 de Junio de 2025
  • UF: $39.238,31
  • Dólar: $943,36
  • IPC: 0,20%
  • UTM: $68.785,00
  • IVP: $40.640,24