La región concentra más de un tercio de las tomas del país y gran parte de ellas se ubican en áreas urbanas con alto potencial de desarrollo, según un estudio de Colliers.
Por: Equipo Mercados Inmobiliarios
La Región de Valparaíso se ha convertido en el epicentro del debate sobre la ocupación informal de suelo en Chile. Con 364 campamentos distribuidos en sus provincias, concentra el 32,6% del total nacional y supera con holgura a cualquier otra región del país. Pero el fenómeno no solo revela la magnitud del déficit habitacional; también pone sobre la mesa el valor estratégico de los terrenos involucrados.
Un estudio de la consultora inmobiliaria Colliers estimó que el suelo actualmente ocupado por campamentos en la región tiene un valor de mercado cercano a los US$ 580 millones, cifra que representa el 36% del total nacional asociado a este tipo de ocupaciones. El dato, más allá de su dimensión económica, abre una discusión compleja sobre planificación urbana, acceso a vivienda y tensiones territoriales.
Según Matías Bucci Aróstegui, subgerente de Estudios Inmobiliarios de Colliers, una parte significativa de estas ocupaciones se emplaza en zonas urbanas consolidadas. “Muchos de estos terrenos se encuentran en sectores con normativas que permiten desarrollos residenciales o industriales”, explica. Ese potencial eleva su valor y convierte a la región en un caso particularmente sensible para las políticas habitacionales.
El estudio señala que la ubicación de los campamentos no es aleatoria: buena parte se concentra en áreas con acceso a servicios, conectividad y oportunidades laborales, lo que explica por qué su valor estratégico es tan alto. Sin embargo, también revela un mapa desigual: mientras algunos suelos podrían acoger viviendas formales en el corto plazo, otros se ubican en zonas de riesgo o de difícil urbanización.
El fenómeno tensiona un escenario ya complejo. La región enfrenta problemas históricos de disponibilidad de suelo, altos costos de urbanización y una creciente presión demográfica, condiciones que han acelerado la expansión informal. A ello se suma la dificultad de los municipios para fiscalizar y gestionar territorios donde convergen familias vulnerables, riesgos naturales y valores inmobiliarios al alza.
En este panorama, el informe de Colliers no pretende solo dimensionar el valor económico del suelo ocupado, sino también poner en evidencia la necesidad de una estrategia integral que articule planificación, inversión pública y soluciones habitacionales que eviten la proliferación de nuevas tomas.
Mientras tanto, en Valparaíso, los campamentos continúan creciendo como expresión visible de una crisis habitacional que el país arrastra desde hace más de una década. El desafío, según los expertos, será transformar ese suelo hoy en conflicto en oportunidades reales de integración urbana.





