ObraLink, una startup fundada en Santiago, ha desarrollado un conjunto de herramientas que prometen revolucionar la forma en que se construyen edificios y grandes infraestructuras.
Por: Equipo Mercados Inmobiliarios
En una industria donde cada día cuenta y donde los errores cuestan millones, una pequeña empresa tecnológica chilena está atrayendo la atención de gigantes de la construcción en América Latina.
En un campo tradicionalmente resistente al cambio, la empresa apuesta por la automatización, la inteligencia de datos y el modelo BIM —Building Information Modeling— para reducir tiempos, costos y errores humanos.
«El gran desafío de la construcción no es solo técnico, sino organizacional», afirma Emiliano Pinto, fundador y director ejecutivo de ObraLink. «Con tecnología, buscamos liberar mano de obra, optimizar el control de avance y acelerar las obras sin comprometer la seguridad».
En el corazón de su propuesta está Cibot, un dispositivo autónomo que, instalado en el sitio de construcción, recopila datos sobre el avance diario de la obra y los traduce en planificación ejecutiva.
Complementa esta herramienta ObraLink Resistencias, un sistema de sensores que mide en tiempo real la resistencia del hormigón, permitiendo eliminar el margen de error humano y adelantar el descimbre, una etapa crítica en la obra gruesa.
La adopción ha sido rápida. En Chile, la tecnología de ObraLink ya se aplica en proyectos como Eco Egaña, desarrollado por Inmobiliaria Fundamenta; el nuevo centro comercial Parque Arauco, en alianza con Echeverría Izquierdo; y el Campus Corporativo Santander, a cargo de Ferrovial.
Pero el alcance de la empresa se ha extendido más allá de los Andes. En Ciudad de México, la Torre Rise —el edificio más alto de América Latina, con 99 pisos— está utilizando sus sensores como parte de la ingeniería central del proyecto.
«Entre 2022 y 2023 cuadruplicamos nuestros ingresos», asegura Pinto. «Este año esperamos duplicar las ventas nuevamente y consolidar nuestra expansión en México. También estamos preparando una nueva ronda de inversión para ingresar de lleno al sector minero».
Aunque el universo de las startups latinoamericanas es vasto y volátil, pocas han logrado insertarse con tanta claridad en un problema estructural. En opinión de Pinto, la ventaja competitiva de ObraLink está en su capacidad de integrar datos de terreno con un sistema BIM robusto y confiable, evitando la fragmentación que caracteriza a muchas herramientas tecnológicas del sector.
«Ninguna otra solución permite automatizar y coordinar, de forma integrada, el control de obra y la medición de resistencias», dice. «Y eso es lo que los clientes valoran».
Pero la empresa no se detiene ahí. En julio, ObraLink lanzará Tracking, un nuevo sistema diseñado especialmente para faenas mineras. Mediante un dispositivo portátil, adherido al cinturón de cada trabajador, la herramienta permite conocer su ubicación exacta dentro de un sitio industrial, detectar accesos no autorizados, monitorear rutas y activar protocolos de seguridad en caso de emergencia.
El primer piloto de esta solución se implementará junto a una compañía chilena dedicada al montaje minero. La información se integrará directamente al entorno BIM, lo que permitirá, por primera vez en la industria local, mapear en tiempo real la interacción entre trabajadores, maquinarias y estructuras.
El crecimiento acelerado de ObraLink ha sido acompañado por Magical, una aceleradora de negocios con sede en Santiago que ha apostado por el proyecto desde su fase inicial. Además de inversión, la aceleradora ha trabajado en fortalecer la cultura organizacional de la empresa.
«Para crecer de forma sostenible, necesitábamos una cultura interna sólida», dice Pinto. «Magical nos ayudó a establecer principios de innovación y calidad que hoy forman parte de nuestro ADN».
Mientras los edificios siguen creciendo en el horizonte de las ciudades latinoamericanas, el equipo de ObraLink trabaja entre planos, algoritmos y sensores. Su objetivo es ambicioso, pero claro: reconfigurar desde adentro una industria que, hasta hace poco, parecía inmune a la transformación digital.