En tres décadas, la edad de adquisición de vivienda pasó de 29 a 39 años. Ingresos limitados, altos costos de construcción y escasez de inventario asequible están retrasando el patrimonio de millennials y generaciones posteriores, advierte 4S Real Estate.
Por: Equipo Mercados Inmobiliarios
El camino hacia la vivienda propia se ha vuelto más largo para los mexicanos. Según datos de la consultora 4S Real Estate, la edad promedio para comprar una casa subió de 29 a 39 años en las últimas tres décadas.
Este retraso, que ya impacta con fuerza al mercado regiomontano, obedece a una combinación de factores: ingresos limitados, encarecimiento de la construcción, menor inventario asequible y cambios en las estructuras familiares.
“Antes, a los 29 años estrenabas un hogar; hoy, a esa edad, sigues comparando rentas en una app. Desde 2018 la edad promedio era 32 años y siguió subiendo hasta los 39 en 2025”, explicó Ignacio Torres, cofundador y CEO de 4S Real Estate, durante su ponencia en la Cumbre Inmobiliaria 2025, organizada por Canadevi Nuevo León.
Un mercado desajustado
El especialista advirtió que la vivienda vertical por debajo de los cuatro millones de pesos es cada vez más escasa en Monterrey, mientras que la horizontal se ha encarecido y se concentra fuera del área metropolitana. En zonas como Cumbres, los precios parten en cuatro o cinco millones de pesos, obligando a los trabajadores del centro a enfrentar traslados diarios de hasta hora y media.
A esto se suma la diversidad de hogares actuales. Si antes predominaba el modelo tradicional de matrimonio e hijos, hoy conviven familias mixtas y jóvenes que viven solos, muchos de los cuales prefieren departamentos bien ubicados antes que casas en la periferia.
“El mercado inmobiliario en Nuevo León no está mal, pero presenta huecos importantes de oferta. La vivienda vertical no sustituye a la tradicional, sino que la complementa, siendo la opción real para hogares cada vez más diversos”, sostuvo Torres.
Ultra-diferenciación: la respuesta
Para 4S Real Estate, el reto de los desarrolladores es atender a nuevas generaciones con ingresos más limitados y necesidades distintas. La estrategia, señaló Torres, está en la ultra-diferenciación: diseñar proyectos que conecten con estilos de vida variados, donde el bienestar, la cercanía, la sustentabilidad y la salud mental sean centrales.
“Hoy los jóvenes valoran la proximidad al trabajo, la conexión con la naturaleza y espacios que favorezcan su calidad de vida. Más que una moda, son prioridades que están definiendo el rumbo del mercado”, enfatizó.
Millennials y generación Z: el gran desafío
El Informe de tendencias generacionales de compradores y vendedores de viviendas de la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios (NAR) revela que los millennials representan el 29% de los compradores recientes de vivienda, con un 71% de los más jóvenes adquiriendo su primer inmueble. En su decisión pesan factores como el costo del transporte y la facilidad de desplazamiento hacia sus trabajos.
Sin embargo, para la generación Z las opciones se reducen aún más. “La oportunidad está en escribir un nuevo guión generacional: proyectos que respondan a hogares distintos, donde bienestar y sustentabilidad sean la prioridad”, recalcó Torres.
En un mercado con altos precios y menor inventario, la consultora sostiene que la ultra-diferenciación no solo es clave para atender a compradores emergentes, sino también para abrir ventajas competitivas en un entorno cada vez más complejo.