Por: Tracy Dustan, Commercial Manager y Real Estate Technology Bheed
¿Qué pasó con nuestro querido Santiago Centro? Hace no tanto, estas calles eran el corazón palpitante de la capital: fachadas históricas, paseos llenos de vida, y un aire de movimiento que nos hacía sentir que aquí todo pasaba. Hoy, lamentablemente, el panorama es otro: inseguridad, abandono y un aire de «sálvese quien pueda» que preocupa y duele.
El Paseo Ahumada, ese ícono comercial que alguna vez fue «la» joya del retail chileno, está perdiendo brillo más rápido que un influencer sin Wi-Fi. Las razones son claras: inseguridad desbordada, un deterioro urbano evidente y la falta de una visión que reinvente lo que alguna vez fue el epicentro de todo. Mientras tanto, las empresas, comercios y personas están haciendo las maletas y mudándose al oriente, donde Sanhattan (sí, esa mezcla de Santiago y Manhattan que nos encanta decir) se consolida como el nuevo eje del poder económico. El centro, en cambio, parece congelado en el tiempo, atrapado en una nostalgia que ya no puede sostenerlo.
Los números no ayudan a cambiar esta percepción. En 2024, el mercado de oficinas en Santiago Centro registró una vacancia del 21,5%. Más de 11.000 metros cuadrados quedaron desocupados. ¿Las razones? La digitalización de servicios clave (adiós a filas en notarías y bancos) y la migración de empresas hacia zonas más modernas y seguras. A esto se suma un problema que nadie puede ignorar: la delincuencia. Los delitos violentos han crecido año tras año, posicionando a Santiago Centro como una de las comunas más golpeadas por la inseguridad en el país. Si a esto le sumamos la proliferación del comercio ambulante y la falta de proyectos renovadores, el panorama no parece muy alentador.
¿Entonces, se acabó todo para el centro? ¡Para nada! Aquí viene la parte buena: Santiago Centro todavía tiene todo para brillar. Sus calles, su historia, sus edificios con alma (aunque un poco maltrechos) y su ubicación estratégica lo convierten en un diamante en bruto. Pero, ojo, ese brillo solo será posible si se toman medidas urgentes y efectivas.
Mario Desbordes, el nuevo alcalde, tiene un reto monumental en sus manos. Seguridad, limpieza, orden e incentivos para la inversión privada son las palabras clave. Las medidas deben ser audaces y rápidas: cámaras de vigilancia, drones, mejor iluminación y, sobre todo, una estrategia seria para abordar el comercio ilegal y la falta de confianza de quienes podrían devolverle vida a la comuna. Pero esto no puede ser solo responsabilidad del gobierno local; empresas, desarrolladores y ciudadanos también tienen un rol clave.
Y no nos olvidemos del potencial turístico y cultural. Santiago Centro tiene una oportunidad única de volver a enamorar a todos con proyectos mixtos que combinen vivienda, oficinas y comercio. Además, rutas históricas, festivales y espacios culturales pueden ser ese «extra» que devuelva la energía al centro.
Al final, Santiago Centro no es solo un lugar; es un símbolo. Es el recordatorio de lo que Santiago puede ser cuando se combinan historia, modernidad y comunidad. Con voluntad política, inversión estratégica y, por qué no, un poquito de cariño, el centro puede renacer. Es hora de dejar de suspirar por lo que fue y empezar a construir lo que puede ser. Santiago Centro, ¡todavía estamos contigo!